Devociones: Poesía reunida
Traducción y prólogo de Andreu Jaume
Lumen, 2025
Me he negado a vivir
encerrada en la pulcra casa
de las razones y las pruebas.
El mundo en el que creo y vivo
es más amplio que eso. Y en fin,
¿qué hay de malo en quizás?
Nadie creería lo que yo he visto
una vez o dos. Os diré
esto nada más:
sólo si hay ángeles en tu mente
podrás ver uno algún día.
Mary Oliver es una de las presencias habituales en este blog. En alguna de sus anteriores obras ya había podido degustar retazos de su poesía, pero este libro es un festín.
Publicado originalmente en 2017, dos años antes del fallecimiento de la autora, Devociones es más que una antología: es la autobiografía espiritual de Mary Oliver escrita a través de sus poemas. Reúne más de doscientos textos seleccionados por la propia autora, desde sus primeros poemas de 1963 hasta Felicity, su última publicación en 2015, presentados en sentido inverso, como un viaje de regreso hacia los orígenes.
En estas páginas, Mary Oliver convierte la atención al mundo natural en una forma de oración. Los bosques, los animales, las estaciones o un simple rayo de luz se transforman en símbolos de lo sagrado cotidiano. Su poesía invita a detenerse, mirar y agradecer: “prestar atención” es su verbo central, una ética. Con un lenguaje sencillo pero lleno de profundidad, la autora revela que la devoción no está en los templos, sino en la capacidad de asombro ante la vida.
No tienes por qué ser
el iris azul, podrían ser
yerbajos en un descampado, o unas pocas
piedrecillas, tan solo
presta atención, luego remienda
unas cuantas palabras y no intentes
sofisticarlas, esto no es
una competición sino la entrada
a dar las gracias, y un silencio en el que
quizás hable otra voz.
La voz de Mary Oliver es serena, luminosa y compasiva. Cada poema parece dicho al oído, como si la poeta caminara a nuestro lado señalando la belleza de lo pequeño. El conjunto deja una impresión de paz y gratitud, una celebración del vínculo entre la naturaleza y el alma humana. Una invitación a vivir con los ojos abiertos, una cartografía de la atención, la ternura y la trascendencia enraizada en lo simple.
¿Qué países, qué visitas,
qué pompas
me podrían llenar tan plenamente como los bosques de Blackwater
una mañana soleada o, da lo mismo, bajo la lluvia?
He aquí un asombro: una vez tenía yo veinte años y en
cada movimiento de mi cuerpo había una deliciosa paz,
y en cada movimiento de la verde tierra había
un indicio del paraíso,
y ahora tengo sesenta años, y ocurre lo mismo.
Un libro que invita a detenerse, a contemplar, a reconocer el don interior que subyace en cada persona buscadora de luz (o de pájaros, o de luciérnagas). Quien se adentre en estas páginas con calma y atención (siempre la atención) podrá descubrir no solo poemas hermosos, sino un modo de habitar el mundo con gratitud.
Calma, alma mía, sé firme.
Tanto la tierra como el cielo aún miran
aunque el tiempo se desagüe en el reloj,
y tu paso, que era seguro y rápido,
sea de pronto lento.
Bien está que vayas lenta, mas deja
al corazón jugar aún su auténtico papel.
Ama aún como solías, hondamente
y sin paciencia. Que Dios y el mundo
conozcan tu gratitud.
Sepan que el don se ha concedido.
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