Miércoles y jueves en la Montaña Palentina. Aunque la meteorología no era la más propicia. Durante los días de Semana Santa estuvo nevando bastante y en los altos el espesor era considerable. El espesor y la esponjosidad característica de esta "nieve primavera", que tanto dificulta moverse por la montaña.
El miércoles salí temprano de casa y a las 10:00 aparcaba en las inmediaciones de La Lastra con la intención de subir hasta Peña Santa Lucía y, una vez allí, ya se vería. No se veía nada. Nieve blanda, como esperaba, en la que me hundía hasta más arriba de la rodilla. Y muchísima niebla.
Peña Santa Lucía.
Por la tarde paseo por los alrededores del embalse de Camporredondo y encuentros varios con la fauna del lugar.
El jueves fui a Cardaño de Arriba con la intención de subir hasta el Pozo de Las Lomas y, lo mismo que el día anterior, una vez allí ver y decidir qué hacer. Al ser una zona más elevada que la de Santa Lucía y caracterizarse por la elevada acumulación de nieve (fue una de las zonas escogidas para construir la polémica estación de esquí de San Glorio, afortunadamente descartada) avanzar, incluso con la ayuda de las raquetas, estaba complicado y exigía un esfuerzo considerable. La nieve cubría piedras, matorrales y arroyos, pero sin la dureza suficiente como para no convertir casi cada paso en una lotería: ¿me hundiré o no me hundiré, hasta dónde?
El Pozo de Las Lomas, cubierto de nieve, apenas deja intuir su perímetro.
Agujas de Cardaño.Adiós y vuelta para casa. Hasta el verano.
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