La ternura de los lobos
Traducción de Ana Mª de la Fuente
Salamandra, 2009
"Aún no amanece, pero hay una luz fría y grisácea, quizá el reflejo en la nieve de una luna escondida. Logro distinguir un poco en la borrosa penumbra creada por los árboles. En primer término veo la mancha oscura dejada por el fuego y, más allá, los dos perros, en actitud alerta, observando los árboles. Uno de ellos aúlla; quizá eso me ha despertado.
Al principio no veo más, pero al cabo de unos momentos percibo un leve movimiento en las sombras. Con un sobresalto, reconozco otra silueta de perro, una sombra gris contra el gris más pálido de la nieve. ¡Un lobo! Los tres animales se observan con intenso interés, al parecer sin agresividad, pero también sin intención de darse la espalda. [...].
Durante unos diez minutos, observo esta escena de casi muda comunicación entre perros y lobo y acabo por olvidar el miedo. A mi lado, Parker también observa. Aunque no vuelvo la cara, lo siento muy cerca, tanto que hasta puedo olerlo. Lo noto poco a poco; el aire es tan frío que mata los olores. Siempre me había parecido que esto era de agradecer, pero el olor que percibo ahora no es a perro, ni siquiera a sudor, es un olor vegetal, a vida, es esa fragancia densa, vigorosa y penetrante que se respira en un invernadero".
Durante unos diez minutos, observo esta escena de casi muda comunicación entre perros y lobo y acabo por olvidar el miedo. A mi lado, Parker también observa. Aunque no vuelvo la cara, lo siento muy cerca, tanto que hasta puedo olerlo. Lo noto poco a poco; el aire es tan frío que mata los olores. Siempre me había parecido que esto era de agradecer, pero el olor que percibo ahora no es a perro, ni siquiera a sudor, es un olor vegetal, a vida, es esa fragancia densa, vigorosa y penetrante que se respira en un invernadero".
El año, 1860; el lugar, la remota localidad de Dove River, fundada por pioneros escoceses en las boscosas regiones norteñas de la provincia canadiense de Ontario. Buscando a su hijo adoptivo, que lleva días si regresar a casa, la protagonista de esta historia coral, la señora Ross, descubre el cadáver degollado de Laurent Jammet, un trampero solitario y reservado. La población de Dove River no ha olvidado la desaparición en una localidad cercana, unos años antes, de las hermanas Amy y Eve, de quince y trece años, junto con su amiga Cathy, un día que habían salido a buscar bayas y almorzar en un bosque que conocían bien. Cathy regresó, contó que se habían separado; de las hermanas nunca más se supo.
"La gente desaparece", la señora Ross es muy consciente de ello. Pero ahora se trata de su hijo. Temiendo por su vida, temiendo aún más que su desaparición y el asesinato de Jammet estén relacionadas, convence a Parker, un cazador y rastreados local, para que la acompaña en la búsqueda de su hijo. Este es el telón de fondo de una fascinante y compleja historia de historias, mezcla de relatos de aventuras en los bosques y novela policíaca. Historias de búsquedas y de olvidos, de muertes y de vidas, de ambiciones, de pasiones, de violencia, de redención.
"Me acuerdo del día que emprendí un largo viaje. Supongo que lo tengo muy presente porqué marcó el final de una etapa de mi vida y el comienzo de otra. Estoy segura de que a mucha gente del Nuevo Mundo le ocurre lo mismo, pero ahora no me refiero a la travesía del Atlántico, a pesar de que fue inenarrable. [...] Después, al pensar en aquel viaje, me complacía en imaginar cómo la mano del destino iba cortando los hilos a mi espalda, mientras yo, aturdida e ignorante, me bamboleaba en aquel carricoche, preguntándome si estaría loca (es un decir) [...]. ¿Cuántas veces advertimos la acción de fuerzas implacables cuando están actuando? Yo no me daba cuenta. Y por el contrario, ¿cuántos hechos que imaginamos trascendentales se evaporan como la bruma matinal sin dejar rastro?".
Lo he encontrado en Libu y me ha encantado.
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