El viento que arrasa
Penguin Random House, 2023 (segunda reimpresión)
"La lluvia empezó a caer con una intensidad arrolladora. El porche, construido con hojas y ramas, goteaba a lo largo y a lo ancho, y las furiosas ráfagas de viento también metían el agua por los costados. Sin embargo, los cuatro se quedaron un rato fuera de la casa mirando llover, viendo cómo las gotas no alcanzaban a tocar el suelo que eran inmediatamente absorbidas por la tierra sedienta. Tendrían que pasar un par de horas de lluvia hasta que se empezara a formar el barro".
Cuatro personas varadas en un remoto taller mecánico situado (arrojado, más bien) en un paisaje despoblado y requemado por el sol del Chaco argentino: el mecánico Gringo Bauer y su ayudante Tapioca; el Reverendo Pearson y su hija Elena (Leni), cuyo vehículo se ha averiado. Una estructura teatral para una novela de personajes, de relaciones cruzadas entre los cuatro; una historia de abandonos y de encuentros; un enfrentamiento arquetípico entre una persona que ha acabado por construirse una vida con sentido en medio de (aparentemente) la nada y otra a la que la única realidad que le importa es aquella radicalmente transformada por la divinidad en la que cree.
Tras una vida agitada, el Gringo ha enraizado como un árbol en el lugar donde ha instalado su taller y su vivienda: "Un hombre podía aprender todo lo necesario solamente observando la naturaleza. Ahí, en el monte, estaba todo escribiéndose continuamente como en un libro de inagotable sabiduría. El misterio y su revelación. Todo, si uno aprendía a escuchar y ver lo que la naturaleza tenía para decir y mostrar". Por su parte, el Reverendo no necesita ver para saber: "Antes de que él salga a dar un sermón ella siempre le lustra los zapatos hasta dejarlos como espejos, le cepilla el traje, le acomoda la corbata de seda negra, el pañuelo blanco que sobresale del bolsillo del saco como las orejas de un pequeño conejo, recibe sus anteojos y los guarda en el estuche. El Reverendo nunca se enfrenta al público con los anteojos puestos. Su rostro ha de estar limpio, no debe haber intermediarios entre sus ojos y los de sus fieles. Parte del magnetismo del Reverendo está en sus ojos, claros como río de montaña. Sus ojos que pueden empañarse, enturbiarse y lanzar llamaradas a medida que transcurre el sermón". Tapioca se convertirá en el campo de batalla entre estas dos formas de ser y de estar en el mundo.
Un libro que tiene la fuerza arrasadora de ese viento que le da título. Maravilloso.
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