Los boys club: Por qué los hombres siguen dominando el mundo
Prólogo de Noelia Ramírez
Traducción de Lara Cortés Fernández
Península, 2023
"Mil y una maneras de expulsarnos del espacio público, cuando no incluso del espacio privado. De invisibilizarnos, en sentido real o figurado. De borrarnos. Este es el efecto que tienen los boys club en nuestras vidas: de un lado, su admirable universalidad, su neutralidad, sus privilegios. Del otro, nuestra especificidad -juzgada como mediocre-, nuestra subjetividad, las migajas que nos lanzan. De un lado, su sobrerrepresentación. Del otro, nuestra desaparición organizada" .
Por qué no hablo con blancos sobre racismo, destacaba la manera en que esta ensayista británica desvela el carácter estructural del racismo, "imbricado en el tejido de nuestro mundo" para mantener el "privilegio blanco", que la autora define como "la ausencia de las consecuencias negativas del racismo". El libro de Martine Delvaux bien podría haberse titulado "Por qué no hablo con hombres sobre patriarcado y sexismo". En un mundo estructuralmente patriarcal, el privilegio masculino, ese disfrute naturalizado, irreflexivo, de la ausencia de las consecuencias negativas del sexismo, hace que los varones tengamos inmensas dificultades para, simplemente, escuchar a las mujeres cuando intentan comunicarnos sus experiencias; con permiso de Eddo-Lodge, el libro de Delvaux podría haber incluido, con las modificaciones indicadas, este párrafo:
Porque este es, también, el objetivo del libro de Martine Delvaux: desvelar la falsa naturalidad (en realidad es pura estructura social) con la que la masculinidad produce y reproduce un mundo de y para los hombres que exige un ejercicio permanente de dominación (minusvaloración, invisibilización, violencia simbólica, institucional, sexual y física) sobre las mujeres:
Para analizarlo, la autora utiliza la referencia del boys club no tanto como una institución o un espacio concretos cuanto un "dispositivo", es decir, como una red o un entrecruzamiento de discursos, ideas, instituciones, espacios, leyes, prácticas cotidianas, imaginarios, conductas, que sustenta unas determinadas relaciones de poder y de saber. Porque lo que Martine Delvaux busca con su libro no es analizar las expresiones más evidentes de este dispositivo (instituciones como el ejército o la Iglesia, espacios como las sociedades gastronómicas o las fraternidades universitarias, o ciertos ámbitos laborales y deportivos) sino su dimensión más subterránea: "aquella en la que el boys club es invisible, en la que para desapercibido; aquella en la que todo nos incita a no verlo".
El resultado es un libro que se lee como una ágil crónica del mejor periodismo crítico, pero cargada de teoría y de referencias científicas. Hay que leerlo.
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