Caminar en la naturaleza supone, entre otras cosas, ver y ser vista, enredarse en un entretejido de miradas que, desgraciadamente, en el caso de los animales con los que me cruzo generalmente son miradas de alarma, aunque no descarto que también las haya de curiosidad y hasta de burla, sobre todo las de los ágiles rebecos. Revisando carpetas con los miles de fotos que he sacado durante mis paseos or la Montaña Palentina, selecciono y comparto varias de estas miradas intercambiadas. ¿Tal vez algunas serán miradas de reconocimiento?
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