El zapatero y su hija
Traducción de Silvia Furió
Crítica, 2020
"Dicen que en el catolicismo hay vida después de la muerte; en el comunismo hay rehabilitación póstuma. El país entero está obsesionado con su pasado. La gente no se pregunta cómo será el futuro dentro de un año sino cómo será su pasado".
Ochenta años de historia soviética, primero, y rusa, después, representados a partir de la microhistoria de las familias Suvorov y Gukasián. El autor de este libro, un periodista irlandés casado con la hija del zapatero Stanislav Suvorov, reconstruye minuciosamente la vida de estas dos familias, entre los años cuarenta hasta la actualidad. Unas historias de luchas, sufrimientos y esperanzas, de matrimonios, nacimientos y muertes.
El principal protagonista de esta historia coral, el zapatero Stanislav Aleksándrovich Suvorov, nació en Grozni en 1929. Buen estudiante, ávido lector, trabajador tan habilidoso como infatigable, a mediados de los años cuarentainicia su carrera como "emprendedor en la sombra" de la mano de su padrastro, Bakhshi, al poner en marcha una pequeña empresa de zapatos y botas a medida "en la parte trasera, fuera de la vista de la gente", que pronto conocerá el éxito daba la bajísima calidad del calzado fabricado masivamente:
"Tienen un amigo que también se dedica en sus horas libres a tallar hormas de madera para fabricar zapatos a medida. Pese al riesgo, esta clase de empresa privada a pequeña escala abunda en toda la URSS [...]. Los dos limitan su servicio a los clientes que concen, puesto que las autoridades podrían imponerles una elevada multa o incluso llevarlos a los tribunales si descubren sus actividades o si los inspectores no entran en razón mediante una reparación gratuita o una pequeña contribución".
De padre ruso y madre armenia, desde muy joven parece dotado de un
extraordinario don de gentes, lo que le permitirá a lo largo de toda su
vida relacionarse con todo tipo de personas, consolidando en los distintos momentos de su ajetreada vida útiles redes de capital social que le permitirán cumplir con sus sueños de dar a su familia una vida segura y cómoda:
"Stanislav Suvorov saca el máximo provecho de la economía informal que prospera en Grozni y en muchas otras ciudades soviéticas. Entabla amistad con personas influyentes: funcionarios que saben cuándo empieza la inscripción para una lavadora o cuándo se ponen a la venta artículos que escasean, como el champú, el esturión o el chocolate. Este tipo de relaciones reciben el nombre de blat, y Stalislav tiene una buena blat".
Pero ninguna de estas personas influyentes, ni siquiera la intervención de su tía Anna Meropova, reconocida militante comunista recién elegida miembro del Sóviet Supremo, podrán evitar el arresto de Stanislav en octubre de 1961 y su posterior condena bajo la acusación de especulación, por haber obtenido un beneficio económico al vender su viejo coche para comprar otro nuevo. La condena srá de siete años de privación de libertad en un campo de trabajo y confiscación de su nuevo vehículo. Ahí permanecerá durante cuatro años y diez meses, hasta ser liberado por conducta ejemplar.
Arrastrando el estigma de especulador y ex-presidiario, temiendo que "a las hijas de un especulador se les podría impedir ser miembros [del Partido], casi un requisito para poder ejercer una carrera profesional", Stanislav tomará la decisión de trasladarse a la localidad de Krasnoyarsk, en Siberia, para iniciar una nueva vida.
Y así, ahora desde Siberia, seguiremos en detalle la vida de la familia Suvoroy-Gukasián hasta el fallecimiento de Stanislav en 2015, y desde ella nos asomaremos a la historia de la URSS hasta su disolución en 1991, y de la nueva Rusia surgida tras la caída del Muro. En esta nueva etapa el protagonismo irá pasando de Stanislav a su hija Zhanna, casada con el autor del libro, que por su formación y conocimiento del inglés acabará trabajando para quienes dirigieron todo el proceso de privatización de los bienes propiedad del estado soviético, que dió paso a una orgía de enriquecimiento y corrupción, y a un brutal retroceso de las condiciones de vida de la población rusa.
Como ejemplo de ese entrecruzamiento de escalas entre lo micro y lo macro que resulta lo más interesante de este libro: "La privatización es un desastre para la fábrica de zapatos de Krasnoyarsk en la que Marietta y Stanislav se han ganado la vida desde su llegada a la ciudad un cuarto de siglo atrás".
No hay comentarios:
Publicar un comentario