Dos miradas sobre la Gran Guerra, la primera guerra mundial, aquel terrible conflicto que, como analiza Adam Hochschild en su imprescindible libro Para acabar con todas las guerras, debía ser la última guerra. Una novela y un ensayo, que presento brevemente para ir dando salida a lecturas muy recomendables que, de otra manera, van a quedar sin comentar. Y no me gustaría.
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Traducción de Javier Albiñana
Anagrama, 2014 (6º ed.)
"Todos parecían encantados con la movilización: discusiones enfebrecidas, risas desmesuradas, himnos y fanfarrias, exclamaciones patrióticas entreveradas de relinchos. [...]
[E]n general la gente sonreía confiada, pues a todas luces aquello duraría poco, regresarían enseguida [...].
Asunto de quince días, había diagnosticado Charles tres meses atrás bajo el sol de agosto. Lo mismo que dijo luego Monteil, y lo mismo que muchos creían por aquel entonces. Salvo que quince días después, treinta días más tarde, al cabo de más y más semanas, cuando comenzó a llover y los días pasaron a ser fríos y cortos, las cosas no se desarrollaron como estaba previsto".
Novela brevísima que, sin embargo, nos permite recorrer las distintas fases de la guerra: el entusiasmo inicial, el compañerismo y la camaradería en los primeros combates, el horror de las trincheras, la muerte de los amigos, el regreso al hogar de los soldados desmovilizados, mutilados y heridos, el inicio, incierto, de un futuro nuevo.
Todo ello narrado a través de la historia de Anthime, jovén de la Vendée, movilizado en los primeros momentos del conflicto junto con "sus compañeros Padioleau, Bossis y Arcenel", y su hermano Charles.
Echenoz es capaz de describir con la misma maestría la amistad entre los jóvenes que la barbarie de los bombardeos, la monotonía de las marchas por los polvorientos caminos de las Ardenas que el retorno a la vida civil, con la mente y el cuerpo rotos. Un relato magistral, que termina con un resquicio de esperanza que, como ahora sabemos, fue truncado unos años después.
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El mundo en vilo. La ilusión tras la Gran Guerra
Traducción de Lucía Martínez Pardo
Turner, 2020
"Se trata de un viaje a través de un mundo que cambia a ojos vistas: imperios que se derrumban, revoluciones socialistas, luchas por la independencia y contra el colonialismo, en medio del hambre, la enfermedad y la miseria".
Este ensayo bien podría haberse titulado "18". El libro de Schönpflug comienza donde termina el de Echenoz: con el armisticio entre las potencias aliadas y el Reich alemán, en noviembre de 1918. El mundo es un lugar destruido, que debe reconstruirse. Y la reconstrucción de ese mundo se aborda no como una recuperación del viejo mundo de preguerra, sino como la posibilidad de un recomienzo, de una reinvención en todos los ámbitos de la existencia.
"Este libro -nos advierte el autor al final del mismo- en ningún caso pretende ser una representación objetiva de hechos históricos; más bien quiere ser entendido como un collage de testimonios de un grupo de actores diversos que narran cómo vivieron, recordaron, presentaron y entendieron 1918 desde su punto de vista personal". Esta perspectiva experiencial, personal, esta micro-historia de las mentalidades y las vivencias, hace que este libro se lea con facilidad y placer.
Por sus páginas transitan mujeres como la académica Moina Michael, creadora de las Remenbrance Red Poppies o amapolas del recuerdo, símbolo conmemorativo de los soldados caídos en la contienda, o Virginia Woolf, escribiendo su novela Noche y día. Asistiremos al surgimiento de la Bauhaus de Gropius y al dadaísmo de Duchamp. A través de los ojos del marinero Richard Stumpf asistiremos a la insurrección consejista de los tripulantes de la armada de guerra alemana en el puerto de Kiel. También seremos testigos de la rebelión espartaquista, de la aparición de los Freikorps y del ascenso del nazismo. Sabremos de las primeras acciones de protesta convocadas por Gandhi, de la lucha del Sinn Féin, del genocidio armenio, de la frustración de los soldados negros que lucharon en Europa (los Harlem Hellfighters) a su regreso a unos Estados Unidos tan racistas como los que dejaron a su partida, de la formación en París y creciente toma de conciencia anticolonialista de Nguyễn Tất Thành, que pasará a la historia con el nombre de Hồ Chí Minh...
Luces y sombras de una época fascinante, una "era de los extremos" que, sin embargo, sembrará el futuro de visiones de paz, justicia y libertad.
"Este sería un mensaje más o menos consolador de 1918 a nuestro perturbador presente, cien años después. Desde 1989 el mundo ha experimentado una y otra vez renacimientos llenos de expectativas y crisis fundamental; en el horizonte han aparecido futuros potenciales luminosos y perturbadores. También algunos comienzos de nuestro presente podrían acabar en fracaso y también podría parecer que las fuerzas destructoras y peligrosas -regímenes autoritario, movimientos populistas, terrorismo, nuevas guerras, un capitalismo cada vez más desatado- se imponen, pero 1918 nos demuestra que no es algo que esté escrito o que sea inevitable. En última instancia, en la historia y en la vida todo está siempre renaciendo, toda circunstancia es pasajera y los cometas, como en la pintura de Klee, persiguen su propia cola en un movimiento circular".
Ya veremos.
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