"Otro gran problema de hoy -tal vez el problema- consiste en el encuentro, que tiene lugar por primera vez a escala global, entre y con culturas diferentes, que conlleva sistemas de valores diferentes. Por un lado esto implica un gran enriquecimiento, que debe ser acogido con una gran disponibilidad al diálogo, es decir a enriquecerse en el encuentro con el otro, a poner en discusión los propios valores. Por primera vez podría nacer una cultura realmente universal. Por otro lado, como observa Todorov, conlleva la necesidad de delinear algunas (pocas) fronteras bien precisas. Debemos estar dispuestos a discutir muchos de nuestros valores, en los que hemos creído ciegamente, pero es necesario establecer unos pocos precisos y esenciales valores ya no negociables que deben considerarse adquiridos para siempre, y -al menos para nosotros- absolutos. [...]
En el diálogo entre culturas diferentes, que nos enriquecen y nos abren hacia tantas realidades, no es posible discutir sobre algunos valores que consideramos definitivamente adquiridos, como por ejemplo la paridad de derechos independientemente de la pertenencia étnica, sexual, religiosa o nacional. De estos principios ya no se discute".
Claudio Magris, en M. Vargas llosa y C. Magris, La literatura es mi venganza, Anagrama, Barcelona 2014.
Ni de la libertad de expresión y discusión pública, ni de la necesidad de la ironía y el humor, ni de la laicidad, ni, sobre todo, del derecho a la vida.
Je souhaite exprimer ma solidarité avec les travailleurs du Charlie Hebdo et rendre hommage à son courage et à sa détermination dans sa lutte pour la démocratie.
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