domingo, 6 de julio de 2014

La ira de los ángeles

Portada de La ira de los ángeles

Ha vuelto el atormentado detective Charlie Parker para deleite de quienes, como es mi caso, hemos quedado atrapados por sus tramas gótico-policíacas. Porque lo cierto es que con John Connolly y con su personaje, Charlie "Bird" Parker, no hay términos medios: o te engancha y ya no te suelta o simplemente no consigues avanzar en su lectura.
Yo he disfrutado un montón con su última historia, La ira de los ángeles. Un ejemplo del mejor Connolly, con una trama compleja, unos personajes profundos y ocasionales guiños a la realidad actual, como este de la página 141:

- Davis Tate -dijo.
- De ése sí sé algo -declaré.
- Un preconizador de la intolerancia y la calumnia -afirmó Epstein-. Fomenta el odio, pero como la mayoría de los de su calaña carece de coherencia interna y temple. Es un antiislámico furibundo, pero también desconfía de los judíos. Odia al presidente de Estados Unidos por ser negro, pero no tiene valor para presentarse como racista, así que codifica su racismo. Se considera cristiano, pero Cristo lo repudiaría. Habría que procesarlos a él y a los de su especie por incitación al odio, pero los poderes fácticos se exaltan más porque una mujer enseña un pezón en la Superbowl. El miedo y el odio son una buena moneda de cambio, señor Parker. Sirven para comprar votos en las elecciones.

Para quienes no lo hayan leído nunca, mejor empezar por la primera novela de la serie, Todo lo que muere, publicada en castellano hace ya 10 años. Diez años con Charlie Parker: hay relaciones que duran mucho menos.
A esperar a la próxima.

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