domingo, 12 de enero de 2014

La paz era esto

Resulta que la paz era esto: que ETA deje de amenazar, coaccionar, amedrentar y asesinar. Cuanto antes lo asumamos, mejor. ¿Tantos años de dolor y sufrimiento para esto? Pues sí. Sólo en el ámbito de la fe el sufrimiento tiene un sentido, y este puede ser inteligible, y hasta positivo. En el ámbito de la historia, el sufrimiento es simplemente eso: sufrimiento. Casi siempre innecesario, y por lo mismo radicalmente injusto. Eso es lo que ha sido la historia de ETA: un juego de lágrimas. Malkoz malko.
Hace ya tiempo que vengo reivindicando el valor de la paz, así, sin adjetivos. De esa paz humilde que consiste en la ausencia de violencia organizada ejercida contra la vida y la integridad física de las personas. Esa paz que, desde Galtung , el pacifismo crítico siempre ha ninguneado, considerándola poca cosa. Lo mismo ha hecho, por cierto, el constitucionalismo cítrico: ¿buscar la paz? ¡qué ordinariez! Ya se sabe: “necesaria, pero no suficiente”, frase típica de quienes, teniendo garantizadas sus necesidades, se permiten el lujo de minusvalorarlas. Porque se dan por supuestas. Como el respirar, vamos: necesario pero no suficiente. Como el comer. Como el votar, el leer, el vivir en un régimen de derechos y libertades… cosas necesarias (en un sentido banal) pero radicalmente insuficientes (y por ello, prácticamente despreciables).
Publicado en EL DIARIO NORTE11/01/2014 - 20:57h

1 comentario:

Pello Gutiérrez dijo...

Muy sugerente artículo. A veces alcanzamos lo que anhelábamos poderosamente; frecuentemente, lo que sigue a ello es desasosiego, más porque nunca lo conseguido es pleno. Punset, el despeinado, lo explicaba como que "la felicidad está en la antesala de la felicidad". ¿No crees que estamos viviendo un cierto 'síndrome de la redacción'? Es decir, algo semejante a la ansiedad de las redacciones de los medios, que deben llenar con la cotidianidad pacífica el enorme espacio que antes se dedicaba a tratar profusamente la barbarie armada. De la misma manera, ¿cómo escribimos cada quien el guión de nuestro días ahora, 'en ausencia de', tras tantas portadas -miles- dedicadas al dinosaurio de Monterroso, que 'todavía estaba allí' siempre. El shock no cura rápido, el vacío no se sustituye fácil. Pero tú tienes razón, y nuestros días están llenos de grandes asuntos a los que dedicarles atención en nuestro viaje a la tierra que casi tres generaciones no hemos conocido: la de la paz, que era esto, lo que empezamos a explorar.
Lo que ya no sé es qué es 'el constitucionalismo cítrico'¿? Y la posibilidad del 'constitucionalismo crítico' me lía también. En fin, ya me dirás...