"Chamorro sabía, cómo no, a qué me refería. No hacía mucho que había pasado por allí, por aquella misma playa de Viladecans, con gran ruido mediático, un magnate americano de los casinos al que el gobierno catalán le había ofrecido aquel espacio, y todos los terrenos adyacentes, para levantar un nuevo Las Vegas. O más bien un nuevo Atlantic City, ya que el principal aliciente era la cercanía del mar, con aquella fachada costera donde a lo mejor les daba por hacer un paseo de madera al estilo del que se veía en Broadwalk Empire, la serie sobre los inicios de la ciudad del juego de la costa Este que había descubierto no hacía mucho con mi hijo y que nos curaba del mono que nos había dejado el final de otras. Había quien decía que el tinglado sería un lavadero al por mayor de dinero negro y una meca de la prostitución. Nunca he podido predecir el futuro, ni tenía información como la que suelo exigirme para hacer afirmaciones tan categóricas, , pero si resultaba ser así, tendría su gracia: que nosotros trabajásemos tanto como habíamos trabajado y seguíamos trabajando para cerrar un puñado de puticlubes y parar a un blanqueador de dinero sucio, mientras desde instancias oficiales se alentaba lo mismo a gran escala".
Lorenzo Silva, La marca del meridiano, Planeta, Barcelona 2012
Cosas de Bevilacqua.
Por supuesto, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia...
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