domingo, 10 de junio de 2012

Mañana de monte

Escribe Erri de Luca que "mucha escritura sagrada es alpinista". Recordaba estas palabras esta mañana, mientras celebrábamos la tradicional Fiesta de Finalistas con la que el Grupo Alpino Goiko Mendi de Alonsotegi premia a las socias y socios que en el año precedente han completado alguno de los diversos concursos de montaña propuestos por el club. Desde su fundación en 1966, el Goiko Mendi ha hecho de esta fiesta uno de los momentos más queridos y entrañables, ocasión para volver a recorrer un rincón natural que, a pesar de su escasa altitud, permite encadenar recorridos muy hermosos (y aquí).
Como siempre, la jornada ha incluido una breve eucaristía, en la que se recuerda a todas las personas socias del club fallecidas. El cura que amablemente nos ha acompañado (y casi es uno distinto cada año, por lo que su presencia resulta muy de agradecer) ha escogido como lectura aquel fragmento del Evangelio de Juan en el que Jesús recuerda a sus seguidores que su mandamiento más caractrerístico es el de amar a los demás "como yo os he amado", contrastando este mandamiento con la actual situación del mundo (desigualdad creciente, especulación desatada, violentación de las personas más débiles, ruptura de la solidaridad...).

La lluvia nos ha empujado hacia abajo y la fiesta de finalistas propiamente dicha ha tenido lugar en el barrio de Zamundi, al abrigo de un árbol y de la ermita dedicada a Santa Quiteria. Este año el premio ha sido una gorra bien chula. Sí, yo también me he llevado una.


De regreso a casa releo el libro de Erri de Luca, cuando recuerda el hecho de que también el más celebre serón de Jesús, el de las bienaventuranzas, se pronunció en una montaña. El napolitano finaliza así su reflexión:
"Allí arriba las precedencias, los récords, los alborozos están al revés. El alpinismo ha renovado en los últimos años una intimidad con las cumbres. Muchos practicantes declaran realizar así un acto de vecindad espiritual también. Subir a la montaña no me produce ese efecto. No es un acercamiento, es un alejamiento de todo lugar, subo para dar la espalda. No es un lugar de encuentro con los cielos abiertos, sino de marcada separación del suelo, profundizo una soledad. Pero comprendo que el más subversivo discurso sobre los últimos que serán los primeros debía pronunciarse sobre un monte, un lugar inhabitable, del que siempre es necesario descender. Ese discurso cristiano se ha quedado en las alturas, no ha bajado al valle, los últimos se han quedado en su sitio" [Erri de Luca, Tras la huella de Nives, Siruela 2006]. 
Los últimos: los desempleados, los precarizados, los desahuciados... los irrescatados.

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