Con perdón. Pero es lo que he pensado al leer esta mañana la página 2 de EL PAÍS.
Asunto: El caso de los periodistas bloqueados en la ciudad siria de Homs, sometida a asedio y bombardeos por las tropas de el Aasad y su intento de rescate (fallido).
Protagonista: El presidente-candidato Sarkozy, en plan preelectoralero.
La sucesión de acontecimientos:
1º Buena (aunque falsa) noticia, a bombo y platillo ante periodistas de cuerpo presente: “Estoy feliz de anunciaros que la pesadilla ha terminado. Bouvier tiene fracturas múltiples y ahora podrá recuperarse bien”, afirmó el presidente al nutrido grupo de periodistas que sigue su campaña. Con las horas, se supo que el anuncio de Sarkzoy no se correspondía con la verdad. En realidad, la operación de rescate de Bouvier no había salido bien.
2º Tenue gorgeo disculpatorio: Poco después, Sarkozy admitió su error a través de su cuenta de Twitter oficial: “He sido impreciso y me excuso. No está confirmado que [Bouvier] esté a salvo en Líbano. La situación es extremadamente compleja de analizar”.
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