Al finalizar la Fiesta de la Rosa de los socialistas vascos me acerqué a Tomás Gómez, me presenté y le animé a mantener su posición política. Fue el 9 de mayo.
Y es que ya por entonces su candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid estaba siendo objeto de maniobras que, al menos por lo que aparecía en los medios, me parecían deshonestas y absolutamente nada inteligentes.
Llevamos tres meses observando estupefactos el despliegue ante la ciudadanía de Madrid y de todo el país de la peor política. Una muestra desinhibida e irresponsable de la peor partitocracia. Carnaza para Arenas Bocanegra, chisteando irrespetuoso y machista sobre "Tomás y Trini", haciendo un feo a la elegancia mostrada por Alberto Ruiz Gallardón.
Aquel saludo fugaz en Barakaldo quedó entre nosotros. Hoy quiero volver a enviarle a Tomás Gómez los animos de entonces.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo; si a todo eso le añadimos el espectáculo de Don Pepiño diciendo aquello de "yo sólo intepreto las encuestas"; pues apaga y vámonos.
La verdad es que la falta de democracia en los máximos exponentes de la democracia,los partidos políticos, es de una incoherencia sangrante.
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