Su crónica sobre la sesión del Senado en la que se aprobó la toma en consideración de una propuesta de reforma de su Reglamento con el fin de permitir el uso de las lenguas cooficiales en el trabajo de la Cámara alta es una triste muestra de estulticia nacionalista monolingue:
"El debate de ayer se convirtió en un prólogo de lo que puede ser la actividad de la Cámara si finalmente sale adelante la iniciativa. La mayoría de los portavoces habló en alguna de las lenguas oficiales e incluso la senadora socialista, Leire Pajín, que asumió la defensa del voto socialista, se descolgó con un «Visc a Benidorm...» («Vivo en Bernidorm», en valenciano), después de hacer un guiño al euskera y al gallego, chapurreando en cada una de ellas".
Y en otra página:
"Entre el esperanto de Zamenhof y la interlingua de «Blade Runner», Leire Pajín recurrió ayer a una estrafalaria remezcla idiomática para ensayar en directo y sin subtítulos las presuntas virtudes de un servicio de traducción en la Cámara Alta. La intrépida Pajín chapurreó en vascuence, gallego y valenciano para defender la iniciativa que los senadores nacionalistas han impulsado con la intención de que, de espaldas al castellano, cada cual se exprese en su lengua regional y el resto lo escuche con auriculares. El futuro del Senado resulta tan grotesco que, para que la gente se vaya haciendo una idea, sólo Pajín podía representarlo con ciertas garantías".
Puedo comprender a quienes argumentan contra la iniciativa desde criterios económicos o de eficacia, aunque no los comparta. Pero lo del "chapurreo" simplemente no lo aguanto. Esa prepotencia idiota.
El 12 de octubre de 1492, Cristobal Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar ("que deprendan fablar"). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos un indio mixteco fue considerado retardado mental ("mentally retarded") porque no hablaba correctamente la lengua castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, bracero ilegal en los campos de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro déficit intelectual. Finalmente, los antropólogos aclararon la situación: Pastrana se expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios herederos de una cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.
[Eduardo Galeano, Ser como ellos y otros artículos, Siglo XXI, Madrid 1992, p. 18]
No hay comentarios:
Publicar un comentario