En estos tiempos en los que tantas personas -deportistas, infantas, banqueros, cantantes, políticos molt o menos honorables, actores y actrices, etc.- deciden eludir o evadir impuestos, conforta leer lo que J. K. Rowling, autora de la muy exitosa saga de Harry Potter, escribió en The Times el 14 de abril de 2010:
Dedidí seguir siendo una contribuyente domiciliada en Gran Bretaña por dos razones. La principal era que quería que mis hijos crecieran en el mismo sitio en el que yo me crié, que tuvieran auténticas raíces en una cultura tan antigua y tan magnífica como la británica; que fueran ciudadanos, con todo lo que eso implica, de un país de verdad, no emigrantes desarraigados que viven en el limbo de un paraíso fiscal y que se relacionan únicamente con los hijos de otros exiliados fiscales a los que sólo mueve la codicia.
No obstante, había una segunda razón, y era que yo estaba en deuda con el Estado del bienestar británico; el mismo que Cameron querría ver reemplazado por las limosnas y la caridad. Cuando toqué fondo, esa red de seguridad, aunque bastante maltrecha bajo el gobierno de John Major, seguía allí para detener la caída. Así pues, no puedo dejar de sentir que habría sido de lo más rastrero largarse a una isla del Caribe nada más oler el primer cheque de derechos de autor con seis ceros. Este es, si quieres, mi concepto de patriotismo.
[J.K. Rowkling, The Single Mother´s Manifesto]
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