José Luis Sampedro, El río que nos lleva (1961)
Tenía la sensibilidad imprescindible para percibir, bajo la realidad congelada y yerta, el pulso vigoroso de la vida que se resiste y pugna por brotar. Supo ver la alternativa palpitando bajo la apariencia callada y silenciosa del paisaje invernal. Otro mundo es posible.
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