martes, 21 de junio de 2011

Ser político y no enterarse

Aunque ya tengo seleccionado entre mis favoritos el blog de José Andrés Torres Mora, de manera que basta con pinchar en el link para poder leer su última entrada, quiero destacarla. Irónica, divertida, inteligente y, también, con su puntito de humilde pero necesaria reivindicación, con la que está cayendo.

Ser político y no enterarse
José Andrés Torres Mora
Publicado en La Opinión de Málaga el 21 de junio de 2011


El sábado leí una entrevista a un conocido periodista y escritor, en la que afirmaba: «Los políticos viven en un limbo, sin contacto con la gente». Según esta idea, un día te eligen concejal o diputado, y a partir de ese momento tus padres ya no se hacen mayores, no se quedan solos y tristes en sus casas, no enferman, y así ya no te enteras de la situación de los mayores, ni de las carencias de los servicios sociales o de la sanidad pública. Desde que eres elegido, tus hijos ya no tienen los males de la adolescencia. Se acaba así la experiencia de los problemas del sistema educativo, de la seguridad de la noche y de todas esas cosas que hacen tan entretenida la vida de los padres. Según parece, un día te votan tus conciudadanos y tus primos, vecinos y amigos, ya no se quedan en paro, sino que todos tienen empleo, y de los buenos. Así que, según esta doctrina, te entregas a la causa de los que tienen dificultades, y el día que te eligen dejas de ver las dificultades.

Cruzas la puerta de Cedaceros del Congreso de los Diputados, y se te olvida tu vida anterior: la emigración de tus padres, los internados, la adolescencia en el barrio, la carrera, el paro, los primeros trabajos precarios, los años de profesor universitario, todo se esfuma de tu cerebro. Todos los políticos nos volvemos iguales, pero para bien. Quiero decir, que un día vuelves a casa de tus padres, y al asomarte a la ventana, en lugar de ver el sádico y gris paisaje urbano de un bloque de viviendas en el Camino de San Rafael en Málaga; de pronto ves, pongamos por ejemplo, la bahía de la Concha, en San Sebastián; porque desde que te eligen ya eres igual que, por ejemplo, el hijo diputado de un industrial vasco. O sales de casa, y en lugar de un pasillo oscuro con diez viviendas, te encuentras en el luminoso jardín del chalet de un notario de Madrid, que es papá de un diputado al Congreso. Por supuesto, las conversaciones con padres, tíos y demás familiares, varían una barbaridad. En lugar de contarte por enésima vez en qué condiciones tenían a los inmigrantes españoles en las granjas francesas de comienzos de los sesenta, si sales elegido, tu tío te hablará del ambiente nocturno de la Costa Azul, de Sartre y del mayo del 68 en la Sorbona, como si fuera el vástago progre de una rica familia catalana, ahora tío de un diputado. ¡Ah, París!

Claro, que esto no pasa por casualidad, sino que exige un esfuerzo carísimo y un trabajo inmenso de un montón de gente para confundir a los políticos y así cargarse la democracia representativa. Lo más barato debe ser lo de los periódicos, es decir, hacer una edición especial para los políticos, aunque no sé como lo hacen para que en los kioscos cojamos los que han hecho exclusivamente para nosotros, sólo con buenas noticias. Luego está lo de los telediarios y los informativos radiofónicos. También especiales para nosotros. Tampoco imagino cómo harán lo de cambiar nuestra vida vivida y nuestros recuerdos, y los de nuestros padres, familiares, amigos y conocidos, pero se me antoja que debe ser lo más difícil, incluso para el mismísimo mago Ury Geller.

Después de siete años de parlamentario, mi entorno sigue igual que antes, también mis recuerdos. Quizá por eso, algunas personas me dicen: «Es que tú no eres un político como los demás». Yo les pregunto «¿conoces a los demás?», y esas personas responden: «no, la verdad es que tú eres al único que conozco en persona». Otros muchos políticos me han contado que les pasa lo mismo. Al final va a resultar que de lo que no nos hemos enterado es de que somos políticos.

6 comentarios:

Txetxu dijo...

¿Y dónde está en link Imanol?

Anónimo dijo...

Yo no creo que alguien piense que los políticos no son personas. Como en cualquier otro colectivo humano, los habrá decentes e indecentes. Para mí los políticos, es bueno que estén un poco bajo sospecha, con todos los respetos. No porque sean unos corruptos, que no creo que lo sean más que el resto de la sociedad, sino porque me parece que tienen mucho poder y la ciudadanía tiene o al menos percibe, que tiene muy poco control sobre ese poder. Varios ejemplos. Bildu hace tres meses, prácticamente unos proscritos, ahora en algunos ayuntamientos, los jefes de la policía y no dejan pasar a los escoltas a los plenos. Si eso no es poder...
En Madrid, Gallardón, por capricho personal, lleva el ayuntamiento de la Plaza de la Villa, al Palacio de Cibeles, en una mudanza que cuesta una millonada.
Durante la guerra de Irak, Aznar mete en esa guerra a España, contra el rechazo masivo de la ciudadania española.
Puedes esperar cuatro años y no votarles, pero mientras tanto pueden seguir haciendo a su antojo.
Y al cabo de esos cuatro años puedes votar otra opción política, pero no tienes ninguna garantía de que cumpla sus compromisos, con decir que la realidad no lo permite... O qué pensarán las bases del PSOE del retraso de la edad de jubilación.
Faltan mecanismos de participación social y de control. cuando estoy en las manifestaciones del 15 M y cantan eso de "lo llaman democracia y no lo es" o "una dictadura eso es", yo me callo porque no creo que sea así, pero como democracia necesita profundas reformas. Cuando la transición esta democracia valía, cualquier cosa era mejor que la dictadura, pero ya no vale, tiene que avanzar y quizá sacrificar un poco de estabilidad, por un poco más de diálogo, acuerdos,transparencia y mejor representación.
Un abrazo Miguel

Imanol dijo...

Otro abrazo para ti Miguel. Y sí, creo contigo que la clave de todo está eso que planteas en tu reflexón: la enorme (y creciente) distancia entre los políticos y la ciudadanía, y la falta de cotrol efectivo que esta puede ejercer sobre el ía a día de sus decisiones.

Miguel Angel dijo...

Admito el argumento hasta un punto. Sólo quiero que vosotros dos, representantes políticos, nos digáis que no os habéis dejado corromper por ningún favoritismo y que habéis denunciado todos los que habéis visto a vuestro alrededor.
Que digáis que no teníais noticia de la burbuja de la deuda o que la denunciastéis con empeño.

Imanol dijo...

Miguel Ángel,
Pon tu el juez, el fiscal y el tribunal, explícame cuáles son las garantías procesales, y yo voy y declaro sin dudarlo lo que tu exiges.
Y puedes acusar, incluso, tras una mampara.

Miguel Angel dijo...

Estimado Imanol,
Pides mucho. Sabes que excede de mis posibilidades y, además, te lo digo, de mis intenciones. Yo ni siquiera exigía una declaración. Tan sólo declaraba un deseo: escuchar de los representantes políticos más afines con mi ideología alguna manifestación sobre lo que hacen contra la corrupción y lo que hicieron cuando se gastaba a cuenta de aumentar la deuda.
No puedo creer sin descreer que ninguno de ellos haya presentado una denuncia de un acto corrupto hecho por un compañero de partido.
Entiendo la dificultad del papel del político. Yo sólo me represento a mi. Si tuviera la representación de otros me abrumaría la responsabilidad por la exigencia de un comportamiento esquisitamente riguroso respecto a ciertos temas.
Un saludo afectuoso