martes, 23 de noviembre de 2010

Coincidencias varias

Hay días especialmente curiosos, donde se van encadenando coincidencias y casualidades hasta conformar un relato inesperado e irrepetible.
Por la mañana he viajado a Madrid. Comenzaban hoy las comparecencias de altos cargos de los distintos Ministerios ante la Comisión de Presupuestos del Senado con el fin de informar, desde sus respectivos ámbitos de responabilidad, en relación con el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2011, y a los portavoces de los grupos parlamentarios nos correspondía seguir dichas comparecencias.

Al llegar he cogido el metro en el aeropuerto. Al cambiar de línea en la estación de Nuevos Ministerios he visto que en las pantallas de TV allí instaladas estaban anunciando la jornada de puertas abiertas que el Senado celebrará los próximos días 1, 2 y 3 de diciembre; entre las imágenes que se proyectaban había varias del salón de plenos... y allí estaba yo, sentado en mi escaño. Me ha hecho gracia, la verdad.

Ya por la tarde, de nuevo en el metro pero esta vez haciendo el viaje a la inversa, iba sentado tranquilamente cuando he visto que un tipo que se encontraba a mi lado llevaba consigo, además de una bolsa de la FAES cargada de ejemplares de la revista que edita esa fundación presidida por Aznar, el libro Liberales, de José María Lassalle, portavoz del PP en la Comisión de Cultura del Congreso. Siendo yo portavoz de la Comisión de Cultura en el Senado, son muchas las veces que he tenido que leer y discutir las opiniones de mi contraparte popular en la cámara baja. Esta ha sido la segunda coincidencia del día.

Pero no hay dos sin tres, y el metro de Madrid estaba hoy dispuesto a sorprenderme una vez más. Cuando el tren se ha detenido en la estación de Barajas, la anteúltima antes de la T4, he visto por el cristal -ya es casualidad- a Mikel, profesor de la UPV y amigo, que se dirigía hacia las escaleras mecánicas de salida de la estación. Se me ha ocurrido llamarle a través de la puerta del vagón todavía parado y resulta que también él se dirigía al aeropuerto pero, despistado, se había bajado allí sin darse cuenta. Ha tenido el tiempo justo para volver a subir y ya hemos ido juntos hasta la terminal.

No me diréis que no son casualidades.


Y para terminar el día, ya en casa, escucho en la radio que Diego Fernández Magdaleno ha sido galardonado hoy con el Premio Nacional de la Música 2010, en su modalidad de Interpretación.
Diego es confratriota en la blogosfera y en Tierra de Campos.
Me he llevado una gran alegría.

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