viernes, 14 de marzo de 2025

Prima facie

Suzie Miller
Prima facie
Traducción de Maia Figueroa Evans
Seix Barral, 2025

"El relato casi nunca cuadra; no digo que todas mientan, pero la verdad jurídica es otra cosa. Y eso es justo lo que hay que establecer aquí. la verdad jurídica. Y tú trabajas con eso para intentar evitar que tu cliente vaya a la cárcel".


La protagonista de la novela, Tessa Ensler, es una abogada brillante y segura de sí misma que se enfrenta a un dilema moral y personal cuando se convierte en víctima de aquello que solía defender en los tribunales. 

Tessa es inteligente, tenaz y ha aprendido a moverse en un entorno legal dominado por hombres y en un sistema judicial, el británico, exageradamente elitista, donde la victoria en los tribunales es lo más importante. Penalista brillante y ambiciosa, de orígenes sociales humildes, ha construido su carrera defendiendo a clientes acusados de delitos sexuales. Su perspectiva sobre la ley es pragmática: cree en el debido proceso, en la necesidad de pruebas contundentes y en la presunción de inocencia como piedra angular de la justicia. Su formación y experiencia la han llevado a creer firmemente en la objetividad de la ley, convencida de que los procedimientos judiciales son el único camino para determinar la verdad: "Contamos la mejor versión de la historia del cliente. Y el abogado de la acusación cuenta la historia de la policía. De ese modo, el tribunal oye todo lo que hay que oír, y el sistema judicial puede llevar a cabo su cometido".

Víctima de una agresión sexual que ella misma ha experimentado y define como violación, en contra de lo que percibe todo su entorno, decide denunciar a su agresor y se enfrenta al mismo sistema que hasta ese momento había defendido con fervor. Lo que sigue es un proceso que la expone a los múltiples obstáculos que las víctimas de agresión sexual deben enfrentar: la falta de pruebas materiales ("lo que siento es que voy a entregar mi cuerpo como prueba, que ya no estoy vinculado a él"), la necesidad de demostrar que no hubo consentimiento ("Por Dios, ¡tú no eres una víctima!"),y la presión psicológica de ser cuestionada y juzgada ("Pero la sensación que tengo es que soy yo la que se somete al juicio"). La protagonista se encuentra con un sistema que está diseñado para proteger a los acusados y que, en muchos casos, minimiza el testimonio de las víctimas: "El mensaje es que si no damos testimonio de manera pulcra, con un relato claro y lineal, si no recordamos de manera consistente, mentimos".

Como podemos ver, el eje central de la novela es la manera en que el sistema legal, construido históricamente bajo una perspectiva patriarcal, trata los casos de agresión sexual. Tessa, que alguna vez creyó en la imparcialidad de la ley, descubre que el sistema está cargado de prejuicios que dificultan que las víctimas obtengan justicia. La novela enfatiza que las estructuras judiciales pueden ser revictimizantes y que el concepto "más allá de toda duda razonable" es particularmente difícil de alcanzar en este tipo de casos. La presunción de inocencia del acusado por encima de la protección de la víctima es una cuestión esencial, muy bien planteada por Suzie Miller: la novela muestra cómo el derecho penal, al priorizar la protección de los acusados frente a posibles condenas erróneas, a menudo deja desprotegidas a las víctimas. 

Miller profundiza en el tema del consentimiento, mostrando cómo la falta de pruebas físicas contundentes puede volverse en contra de la víctima. La historia ilustra que, en muchos casos, el testimonio de la persona agredida no es suficiente para lograr una condena, y que la duda siempre suele beneficiar al agresor. Tessa experimenta en carne propia la frustración de ver cómo su palabra es puesta en duda, pese a su conocimiento del derecho: "Cuando el debate gira en torno al consentimiento, no tienes que demostrar que ella lo haya dado, solo que ÉL NO SABÍA QUE NO HABÍA CONSENTIMIENTO. Que era razonable que él pensara que podía hacer lo que hizo".

Ella, que nunca había representado a víctimas ("presuntas víctimas", dice) de agresión sexual, aunque sí a acusados de agresión, no se había percatado de que "había un look determinado", más adecuado para las víctimas a la hora de poder influenciar al jurado. En su caso, su límite es "ponerme un collar de perlas como me sugirió uno de los policías más veteranos". Entrenada para encontrar inconsistencias en los testimonios de las presuntas víctimas y para construir argumentos sólidos en favor de sus clientes, sabe que la falta de pruebas físicas y la dificultad para demostrar la ausencia de consentimiento hacen que la credibilidad de la denunciante sea el factor clave en el juicio. Ahora es ella la que se enfrenta al reto de lograr que su testimonio sea creíble ("si tengo credibilidad o no"). Como víctima, ahora experimenta en carne propia lo que significa ser interrogada, cuestionada y sometida a un escrutinio que muchas veces busca desacreditar su testimonio en lugar de esclarecer los hechos. Como abogada, Tessa ha defendido a muchos acusados de agresión sexual, utilizando argumentos que ahora son empleados para desacreditarla.

A través de la historia de Tessa, Prima Facie plantea preguntas fundamentales sobre la justicia y la credibilidad de las mujeres víctimas de violación en los tribunales. Miller deja claro que la lucha de las víctimas no termina con la agresión en sí, sino que continúa en cada interrogatorio, en cada mirada de duda y en cada obstáculo que deben superar para ser escuchadas. Prima Facie es una historia poderosa y necesaria que nos invita a cuestionar no solo un sistema judicial profundamente machista, sino también las creencias arraigadas en la sociedad sobre quién merece ser creída y quién no.

domingo, 2 de marzo de 2025

Gaztelu, Malmasin y Tximintxe

No he descansado bien esta pasada noche, así que dejo Lekanda para otro domingo. Hoy paseo tranquilo por otro de esos parajes naturales que circundan Bilbao, configurando un precioso Anillo Verde que merece mucho la pena conocer y cuidar.  A las 8:25 he salido de San Adrián hacia La Peña y Ollargan, parque de Montefuerte, subiendo al Gaztelu (250 m), Malmasin (360 m) y desde aquí, bajando hasta el barrio de Brisketa (Arrigorriaga) he llegado al Tximintxe (252 m). Bordeando Malmasín, vuelta hasta Montefuerte.
 

Por ahí asoma Malmasin.
Preciosa vista hacia Pastorekortagana, Pagasarri, Ganeta y Arnotegi.


 
Gaztelu.

 
Malmasin desde Gaztelu.



Bilbao desde Malmasin.

Zona del Paga, ahora también se dejan ver Biderdi y Ganekogorta.
Descenso hacia el barrio Brisketa.


Tximintxe.