domingo, 9 de febrero de 2020

Hombres (blancos) cabreados

Michael Kimmel
Hombres (blancos) cabreados. La masculinidad al final de una era
Traducción de Daniel Esteban Sanzol
Barlin Libros, 2019

"Las dos últimas décadas han sido escenario de una explosión sin parangón del hombre blanco estadounidense. Concitan sus filas desde las clases medias -oficinistas, comerciales por cuenta ajena- y medias bajas -trabajadores cualificados, comerciantes, pequeños agricultores y ganaderos-. Son la rama paterna de la empresa familiar, la «mayoría silenciosa» de Richard Nixon y los «demócratas por Reagan». Ellos son «Joe tarteras», «Joe el fontanero», e incluso Joe a secas. Sienten que han cargado con el peso del mundo sobre sus espaldas y que su espinazo está a punto de doblarse. Y ahora, de repente, algunos de estos tíos corrientes están redefiniendo la revolución americana por medio del Tea Party, los Minutemen y demás organizaciones patrióticas, al tiempo que otros llegan aún más lejos y conforman milicias, se adhieren a cultos survivalistas, declaran la guerra a las «feminazis», siembran el caos en sus lugares de trabajo y promueven políticas proteccionistas y antinmigratorias".


Este libro recoge la visión del mundo de seguidores del Tea Party, de patrulleros civiles de la frontera sur (los Minutemen), de jóvenes armados que desencadenan masacres en centros de enseñanza, de colectivos "hombristas" que reivindican supuestos derechos masculinos arrebatados por las feministas, de supremacistas blancos y de neonazis, de "periodistas del odio"... Pero también de hombres trabajadores que han perdido sus empleos, o que viven su patriotismo sin ninguna reflexión crítica, o que reclaman compartir la custodia de sus hijos, de la que se sienten injustamente privados.

Kimmel considera que lo que une a todas esas categorías de hombres blancos cabreados es una masculinidad fundada sobre la identidad del breadwinner, del varón que se gana el pan que precisan los suyos, identidad hoy amenazada a veces en términos absolutos (consecuencia del paro o la precarización del empleo), muchas otras en términos de privación relativa:

"La privación relativa describe el modo en que estos grupos miran hacia arriba; hacia aquellos sectores emplazados por encima de ellos en la escala social, y lo conscientes que son de que un sistema anquilosado constituye un obstáculo permanente para su deseo de ascender o de hacer realidad esos sueños. En este sentido, las revoluciones serían soñadoras, optimistas. Desean progresar, pero no les dejan.
Los hombres blancos cabreados con quienes me encontré durante la preparación de este libro experimentan la misma privación relativa, solo que, en lugar de mirar hacia arriba y posar la mirada en los peldaños que les queda por subir, miran siempre hacia abajo, hacia aquellos situados en un peldaño inferior, con respecto a los cuales el hombre blanco siempre se ha sentido -y le han enseñado a sentirse- superior. No es tanto que su vía de progreso se encuentre bloqueada, sino que la presión ascendente que les llega desde abajo los está empujando hacia los peldaños de la marginación. Así, «ellos» se merecen quedarse allí abajo, pero no así «nosotros». Su indignación resulta, pues, nostálgica, pesimista, reaccionaria. Tan solo intentan evitar la caída".

Surge así un rencor reaccionario: "Pretende restaurar, recobrar, reclamar algo que cree haber perdido. Los cabreados hombres blancos miran hacia el pasado en busca del futuro que anhelaban".Sus reclamaciones configuran una retrotopía, en los términos de Zygmunt Bauman.


Para elaborarlo el autor -un judío profesor de sociología en Nueva York- se ha entrevistado en bares de carretera, ha asistido a reuniones de padres divorciados y a sesiones de rehabilitación de hombres condenados por maltratar a sus parejas. Ya hemos hablado aquí de otros libros escritos sobre esta temática por autores procedentes del mismo medio social del que surgen tantos de esos angry white men: me refiero a libros como los de J.D. Vance, Hillbilly, una elegía rural (Ediciones Deusto, 2017) y Jim Goad, Manifiesto Redneck (Dirty Works, 2017). Por sus orígenes y extracción social, Kimmel no tiene nada en común con un hillbilly o un redneck. Pero su mirada, a pesar de ser sumamente crítica, no deja de ser también comprensiva: intenta ver el mundo con los ojos de estas personas. Desde esta perspectiva se asemeja al extraordinario libro de Arlie R. Hochschild Extraños en su propia tierra, que comentamos brevemente aquí cuando fue publicado en inglés, y que ha publicado en castellano Capitán Swing (con traducción de Amelia Pérez de Villar).

Kimmel considera que en la mayoría de los casos sus sentimientos son reales, pero no correctos: no describen adecuadamente su situación ni, sobre todo, sus causas: "La ira de los estadounidenses blancos de clase media es real; su objetivo, sin embargo, está mal dirigido, no hacia aquellos que son la causa de su miseria, sino contra aquellos que están justo por debajo en la escala económica".

Combatir el discurso populista que transforma estos sentimientos en rabia y la dirige contra las mujeres, las minorías o los inmigrantes es la tarea que, según el autor, hay que encarar en su país, como una cuestión política central:

"Gran parte de la ira de los hombres blancos cabreados de los Estados Unidos proviene de su sentido del derecho, pero también del poder. Abordar esta ira nos exige «capacitar» a los hombres para que adopten una nueva definición de masculinidad, desligada de ese falso sentido del derecho, de tal modo que el hombre blanco pueda avanzar con confianza hacia un futuro más igualitario e inevitable. Al mismo tiempo, debemos trabajar para contener a aquellos cuyas políticas y programas privan de derechos a amplios sectores de hombres estadounidenses, abocándolos al extravío con ganas de pelea".

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