Yo, charnego
Los Libros de la Catarata, 2020
"El charnego queda en muchas ocasiones atrapado en una guerra identitaria en clave de estados, fronteras y naciones, cuando la construcción de su yo se forja en relación al desplazamiento, su condición económica, el espacio que ocupa en las urbes o sus lazos afectivos. [...] Cuando no son apátridas, los charnegos llaman patria a la infancia, a la memoria o a su grupo de amigos; y si se vuelven hacia alguna bandera, lo hacen para abrazar sus recuerdos".
Este es un libro que reivindica el charneguismo, pero que, para hacerlo, resignifica un término tantas veces utilizado como frontera etnocultural, con la intención de excluir o, cuando esto se ha mostrado imposible, de integrar en la periferia de la sociedad catalana, como mero recurso productivo, a quienes emigraron a Cataluña desde otras regiones españolas en los años cincuenta y sesenta:
"No se puede entender el charneguismo si no es como una conquista, la de la clase obrera migrante que fue transformando sus espacios, a priori circunstanciales y con fecha de caducidad, hasta apropiárselos, ganándole el pulso a la burocracia, a la marginalidad, a la desconfianza, al miedo y al odio".
López Menacho disputa el concepto a quienes primero lo formularon y usaron como estigma, para diferenciar y jerarquizar (como ese indigno Jordi Pujol escribiendo sobre "el hombre andaluz"), transformándolo en herramienta experiencial para unir. Para unir, en primer lugar, a la Cataluña real, compleja, mestiza y diversa. Y para unir, en segundo lugar, a esa sociedad catalana y a los "nuevos otros", las personas inmigrantes extranjeras que repiten la experiencia constitutiva del desarraigo y del arraigo:
"Si existiera la comunidad [charnega], si se oficializara, solo tendría sentido en convivencia con otras comunidades, pues así nació, creció y así ha llegado a su adultez. [...] El charnego ha funcionado muchas veces como pegamento. Comprende al emigrante y comprende al oriundo. Entiende a quien desea conquistar su destino, pero también nuestra tendencia a proteger un espacio que ha convertido en propio".
El libro combina la reflexión sociológica y la narración costumbista. En su cauce central, construido con buen pulso sociológico, el libro se asoma a la realidad charnega a partir de la historia del término, de su componente de clase, de la función de los centros culturales andaluces en Cataluña, de su relación con la tierra de origen, de su uso de las lenguas, de su reflejo en la literatura y el cine o, incluso, de la forma en que el charneguismo se ha visto afectado por el procés.
Hay varios capítulos que, sin dejar de girar en torno a la cuestión charnega, abandonan el cauce principal y derivan hacia remansos descritivos que pueden leerse como textos independientes: los dedicados al bar La Leo, al barrio de Somorrostro, al habla andaluza, al gremio del taxi o a Rosalía.
En conjunto, se trata de un libro que se lee con gusto, mezcla de ensayo y memoria personal, que reivindica el aporte fundamental que la inmigración, la de ayer y la de hoy, supone para cualquier sociedad moderna.
1 comentario:
Así es, buen libro.
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