La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió en 1992 crear el Día Mundial del Agua, que se celebra anualmente el 22 de marzo, para llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de los recursos hídricos del planeta. Este año el lema escogido ha sido “El agua y la seguridad alimentaria”. Hay algo que resulta evidente para quienes mantienen una relación estrecha y cotidiana con el campo, pero que olvidan quienes viven en las ciudades: para que la tierra nos ofrezca sus frutos necesita del agua. En un invierno tan seco como este, el mundo rural español lo habrá recordado con preocupación día tras día. Ana Belén cantaba hace años una hermosa canción titulada Planeta Agua.
Muchas veces se nos recuerda la importancia de controlar el gasto de agua que hacemos en el día a día, al ducharnos, lavarnos los dientes o fregar. Y es muy importante que nos eduquemos en el buen uso del agua. Yo suelo decir que hasta que a nuestra casa no viene una niña o un niño saharaui no somos capaces de apreciar la enorme suerte que significa disponer de agua corriente, abundante y de calidad. Pero este año deberíamos reflexionar también sobre la manera en la que nos alimentamos. El cambio en nuestra dieta alimenticia ha supuesto el mayor impacto sobre el consumo de agua de los últimos 30 años. Cada vez estamos más lejos de la tradicional dieta mediterránea, cada vez comemos más carne roja, de manera que el 40% de los cereales del mundo se dedican a alimentar al ganado, que consume tres veces más comida que la que produce.
De hecho, la producción de comida se lleva el 70% del agua que se consume a nivel mundial. Literalmente, comemos agua. Por ejemplo, producir 1 kilo de arroz necesita 3.500 litros de agua, 1 kilo de ternera necesita unos 15.000 litros y una taza de café, alrededor de 140 litros. Pero es que, además, el 30% de los alimentos que se producen en el mundo se desperdician cada año, lo que implica que el agua utilizada para su producción también se está desperdiciando. Entre el 20 y el 40% de las frutas y verduras que llegan a las tiendas de Europa son rechazadas, en su mayoría por estándares estéticos.
La ONU ha aprovechado este Día Mundial del Agua para recordarnos que, según sus previsiones, en el año 2025 dos de cada tres personas en el mundo sufrirán limitaciones para disponer de la cantidad de agua necesaria para subsistir (que se calcula entre 20 y 50 litros diarios). Tenemos la posibilidad de ser más solidarios al alcance del grifo y del plato. Aprovechémosla.
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