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"El horror, el horror". Las últimas palabras del enloquecido Kurtz, compasivamente ocultadas a su prometida por Marlow a su regreso del corazón de las tinieblas, vienen siendo repetidas una y otra vez desde que hace más de un siglo Joseph Conrad publicara su impresionante relato. Y siempre África como escenario.
Liberia, Sierra Leona, Ruanda, Darfur, Somalia, Congo... Niños soldado, mutilaciones, violaciones masivas. El horror, el horror. Imágenes siempre atroces, sin sentido, imágenes de pesadilla.
En su obra El honor del guerrero Michael Ignatieff describe así estos que llama conflictos harapientos: "Son guerras de desintegración, entre facciones y bandas cuya finalidad ni siquiera se puede considerar política. Luchan por las drogas, el territorio, la supervivencia, y de su lucha no resulta más que el caos".
EL MUNDO recoge hoy un testimonio sobrecogedor del patrón del Alakrana, Ricardo Blach, que alimenta una vez más este imaginario:
Camino de Seychelles, la libertad. La niña. La veo en mi cabeza. Recuerdo sus ojos azules, apoyada en la ventana. Me duele mucho no haberla traído conmigo. Su madre me suplicó que me la llevara. Le dije que no podía. En su barco, el Ariana, había 12 piratas. En el mío, el Alakrana, 30. La madre [Natalia Loss], esposa del jefe de máquinas, lloraba. "Llévatela", me decía. Desde entonces me miro al espejo y lloro. No dejo de pensar en esa niña, en las mujeres de ese barco. La cocinera estaba embarazada, tras ser violada por los piratas. Negociamos con el armador medicamentos para ella. Cuando los recibimos, Jama Adan [el negociador de los bucaneros] los tiró al agua. Son unos malditos. A esos asesinos sólo les deseo la muerte, les metería veneno en la comida. ¿Qué será de la niña?
Terrible.
Sin embargo, no podemos dejarnos atrapar por el horror y sucumbir al atractivo de la repugnancia moral, hasta acabar, tal vez no proclamando lo que Kurtz -"¡Exterminad a todos los salvajes!"-, pero igual sí deslizándonos, como advierte Ignatieff, hacia un pensamiento ligeramente parecido: "¡Dejad que los salvajes se exterminen solos!".
Porque hay una África sufriente. Y porque ellos también somos nosotros.
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