domingo, 9 de julio de 2023

Picos de Europa (I)

Picos de Europa, "Picos", como si no hubiera más, es parte esencial de mi biografía sentimental como amante de la montaña. Hacía mucho tiempo, demasiado, que no regresaba. El jueves salí de casa a las 6 de la mañana y conduje hasta Fuente Dé, con varias retenciones por obras en el desfiladero de la Hermida. Mi idea inicial era subir hasta la Vega de Liordes para, desde ahí, cruzar las Colladinas hasta el refugio de Collado Jermoso. Acamparía en la zona, pasaría la noche y al día siguiente regresaría a Fuente Dé pasando por la Collada Ancha, el Tiro Casares y el refugio de Cabaña Verónica.
 
 
A las 9:55 cargué con la mochila y me encaminé hacia los Tornos de Liordes, afrontando sin prisa pero sin pausa los zig-zags (en algún lugar he leído que son 38) que nos permiten ascender desde Fuente Dé (1.084 m) hasta el Collado de Liordes (1.960 m), puerta de entrada de la espectacular Vega de Liordes.
 
 
 
Estremece pensar que por ese vertiginoso sendero, tallado a pico en la roca y reforzado en algunos lugares con muros de piedra seca, desde mediados del siglo XIX y hasta las primeras dos décadas del XX descendían y ascendían carros cargados del cinc extraído de las minas de Liordes, tirados por bueyes.
Libres del yugo de la domesticación que los encadena hasta la muerte a nuestras necesidades y deseos, hoy son otros los animales que se mueven por estos senderos.
 
Fuente Dé va quedando abajo y la subida va progresando poco a poco, superando con esfuerzo lo que el teleférico nos permite ascender cómodamente en apenas cuatro minutos.

 
 
Cerca ya del Collado de Liordes un cielo azul me atrae hacia la Vega, dejando atrás un mar de niebla y nubes.
Collado de Liordes, eran las 11:40 horas, una hora y tres cuartos de subida. De frente las cumbres de Torre de Salinas (2.447 m), Torre del Hoyo de Liordes (2.474 m) y Torre de Olavarría (2.431 m) me dan la bienvenida a los Picos.
Restos de las explotaciones mineras.
En la Vega de Liordes el verde de sus pastos contrasta con la dureza de la piedra caliza, omnipresente.

Bordeando por la derecha un sendero bien marcado se dirige hacia Collado Jermoso.
 
En las praderas de la Vega los rebecos campan a sus anchas.
Tras cruzar el llamado Sedo de la Padierna el sendero sube y baja atravesando las Colladinas, cinco collados que nos acercan a Collado Jermoso disfrutando de unas vistas espectaculares.
Lago Bajero.
 
 Me asombró ver que, en este tramo, los rebecos se mostraban tan confiados que me permitían pasar a su lado a apenas diez metros de distancia.
Torre del Friero (2.448 m).

Eran las 13:45 h. y mientras disfrutaba de una maravillosa cerveza ¡de barril! acompañado de unas avispadas chovas piquigualdas me planteé un cambio de planes: ¿y si en lugar de quedarme aquí toda la tarde y hacer noche, me volvía a Fuente Dé y al día siguiente subía a Peña Vieja? Aspectos en contra: haber cargado hasta aquí con la tienda, el saco y comida para dos días. Aspectos a favor: ascender a una de las cumbres emblemáticas de Picos. También operaba el hecho de que al día siguiente, el viernes, quería estar de regreso a cada con tiempo suficiente para asistir al acto de despedida de Andoni Unzalu en Urkiola.


Así que, tras descansar una media hora y comer alguna cosa, cargué de nuevo con la mochila, volví sobre mis pasos y regresé a Fuente Dé. Pero en lugar de bajar por los Tornos, lo hice por la Canal de Pedavejo.
Ascenso de vuelta a las Colladinas.

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El calor apretaba y algunos rebecos se refrescaban en los neveros.
A mitad de las Colladinas me topé con una cincuentena de jóvenes que descendían por delante de mí. De acuerdo, es probable que sea bastante "Gru", pero la presencia de cincuenta personas en un lugar como este rompen absolutamente con la magia de la montaña, además de actuar como un tapón al descender por unos senderos tan estrechos. Así que aceleré y fui pidiéndoles paso hasta dejarlas atrás. Por cierto, mientras las rebasaba escuché a algunos cantar algo sobre "hacer guardia bajo los luceros", a otros gritar "¡Viva España!" y a unos terceros, ya en cabeza, empezar el rezo del Padre Nuestro. Me impactó.
 
Al llegar a la Vega de Liordes la niebla entraba por el collado por el que yo había pasado por la mañana.
 
Me dirigí hacia el fondo del valle, en dirección al Casetón de Liordes. Desde aquí se asciende hacia la Canal de Pedavejo, también cubierta por la niebla.

Inicio de la empinada Canal de Pedavejo.
Mirada hacia atrás, desde los pastizales de la Majada de Remoña.
A partir de aquí una pista desciende hasta Fuente Dé, al principio por un terreno despejado que nos permite unas amplias vistas, más adelante internándose por un espeso bosque. Tras un día de luminosidad deslumbrante y horizontes inabarcables había que hacer un esfuerzo para que adaptar la mirada a un mundo de sombras y de espacios limitados.
Eran las 18:15 h. cuando llegué a Fuente Dé, después de una siete horas y media de caminata. La niebla descendía por el paredón por el que había subido por la mañana.
Aseo en los baños de las instalaciones del teleférico, cena al aire libre con la compañía de un avispado arrendajo y al saco. Hasta mañana.

2 comentarios:

Txetxu dijo...

Un gusto verte - leerte en modo disfrutón ;-)

Anónimo dijo...

Muy jermoso!