miércoles, 12 de julio de 2023

La casa junto al mar

May Sarton
La casa junto al mar
Traducción de Blanca Gago
Gallo Nero, 2023


“«El sendero de hierba…»
Si acaso existe aquí, entre tantas otras, una pizca de magia irresistible, está en ese sendero ligeramente curvado que baja hacia el mar; nace en unas piedras del prado, ataja entre dos enebros altísimos y sigue serpenteando hasta Surf Point por los campos de lirios en junio, las hierbas altas en verano, las varas de oro y las margaritas en septiembre, siempre hacia delante, envuelto en un ambiente de cuento de hadas tan abierto y misterioso que todo aquel que lo descubre siente el afán de explorarlo"
.


No puede ser más cierto: abrir este libro es verse inmediatamente atraída a acompañar a la autora en sus paseos, sus reflexiones, sus preocupaciones, sus tareas cotidianas, sus encuentros y, sobre todo, su amorosa atención al jardín. 

Tras Anhelo de raíces y Diario de una soledad, esta es la tercera entrega en español de los diarios de una autora que se ha convertido en alguien de casa, cuyos libros configuran un territorio emocional, un hábitat de significados tan acogedor como sus maravillosas residencias en New Hampshire (antes) y Maine (ahora) y sus espectaculares entornos naturales. Si no me equivoco, entre la extensa producción novelística, poética y ensayística de May Sarton hay al menos doce libros en los que la autora recoge sus diarios y memorias:
  • At Fifteen
  • I Knew a Phoenix: Sketches for an Autobiography
  • Plant Dreaming Deep [Anhelo de raíces]
  • Journal of a Solitude [Diario de una soledad]
  • A World of Light: Portraits and Celebrations
  • The House by the Seal [La casa junto al mar]
  • Recovering
  • At Seventy
  • After the Stroke
  • Endgame: A Journal of the Seventy-ninth Year
  • Encore: A Journal of the Eightieth Year
  • At Eighty-Two
Ojalá Gallo Nero continúe publicándolos.

En La casa junto al mar acompañamos a May Sarton entre el 13 de noviembre de 1974 y el 17 de agosto de 1976, una época de su vida en la que la autora se trasladó a su nueva casa en York, en el estado de Maine, en la que residiría hasta su fallecimiento un 16 de julio de 1995. Conocida como "Wild Knoll", en ella disfrutará del hechizo del mar y del cambiante clima de la costa atlántica, con jornadas cálidas y luminosas y días de fortísimas tormentas de nieve y temperaturas muy por debajo de cero.



Acompaña de la gata Bramble (los felinos son muy importantes en la vida de May Sarton, como vemos en El señor Peludo) y del perro Tamas, Sarton nos comparte en este libro los miedos y las alegrías asociados al hecho de envejecer; sus lecturas; su relación con la soledad y la compañía; su cuidadosa atención a su amiga Judy (Judith Matlack), que poco a poco va adentrándose en el desolador espacio de la demencia; sabremos de su admiración por Simone Weil; y, cómo no, la acompañaremos en el cultivo de su jardín.

También conoceremos, creo que por primera vez, a una May Sarton abiertamente política que critica la caza, las armas y la guerra de Vietnam, que se suma a la protesta por el fracaso de la Conferencia Mundial de la Alimentación de Roma en 1974 ("Llevo tiempo convencida de que no podemos  quedarnos con los brazos cruzados mientras tanta gente muere de hambre en África [...]. No basta con enviar dinero con asiduidad, como hacemos todos. De algún modo, también hay que entregar una parte de nosotros"), que opina sobre el conflicto entre Palestina e Israel, que reivindica los logros del feminismo ("Han erigido una nueva confianza en torno al hecho de ser mujer y, por encima de todo, han logrado que surja una nueva y valiosa comunión entre las mujeres").
 
Pero, por más que me haya sorprendido esta faceta política de Sarton, al finalizar el libro lo que predomina, como en sus otras obras, es la sensación de haber disfrutado del privilegio de encontrar un territorio de sencilla serenidad, de hondura y sentido moral, del que regresamos no solo más sabias, sino mejores.
 
"No nos encontramos a nosotros mismos persiguiendo nuestro yo, sino, muy al contrario, persiguiendo algo más y aprendiendo a través de una disciplina o rutina determinada -aunque sea la rutina de hacer camas- quiénes somos y quiénes queremos ser".
 
 


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