He estado muchas veces allá arriba, en el camino de descenso de una larga escalada. Pero pensaba en los pasos fatigados, me mantenía a distancia del vacío que seduce y atrae al cuerpo que quiere descender al valle. Iba de paso por esa superficie, bajo esa última hora de luz con la preocupación de retirarme de ahí a toda prisa.
Desde abajo, por el contrario, desde lejos, me entraban ganas de hallarme tumbado en una cornisa allá arriba y formar parte del reino mineral. Di un paseo para descargar el deseo descabellado de una hora de plenitud.
Erri de Luca, El crimen del soldado.