martes, 31 de octubre de 2023

La tribu de los árboles

Stefano Mancuso
La tribu de los árboles
Traducción de David Paradela López
Galaxia Gutenberg, 2013

"¡Y qué raíces! Si las hubierais visto: gruesas como troncos subterráneos, más largas de cuanto quepa imaginar. Desde la base, partían en todas direcciones como enormes serpientes escondidas bajo tierra [...]. A su lado, era capaz de percibir el enorme caudal de información que, a través de aquella red inmensa, fluía sin descanso desde todos los rincones de la comunidad hasta mi poderoso camarada. me pareció sentir cómo vibraba el suelo: un murmullo bajo y constante que se asemejaba al retumbo de las olas rompiendo incesantes contra un acantilado".


Stefano Mancuso es botánico, profesor de la Universidad de Florencia y director del Laboratorio Internacional de Neurobiología Vegetal. Empezó a ser conocido a partir de la publicación de su libro Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal (2015), escrito en colaboración con la periodista científica Alessandra Viola. En este libro, escrito en un estilo divulgativo pero plenamente científico, para desasosiego de vegetarianas y veganas 😅 se arrumba la idea de que los vegetales se limiten a vegetar, pasivas e insensibles, para explicar que las plantas no solo son sensibles sino hipersensibles (dotadas no sólo de los cinco sentidos propios de la especie humana, sino de quince sentidos más), que se comunican entre sí y con otros seres, que tienen memoria, cuidan de sus retoños, toman decisiones en función de los problemas que se les presentan y hasta tienen su propia personalidad. 
 
Después de otros cuatro libros desarrollando estas cuestiones desde la misma perspectiva científica, con La tribu de los árboles Mancuso reurrre a la ficción para seguir insistiendo en su reivindicación del mundo vegetal, en la necesidad de que abandonemos nuestra mirada antropocéntrica (o, todo lo más, mamífero o mamocéntrica) para abrirnos al mundo vegetal, fundamento de nuestro presente y nuestro futuro. 
 
Vinculada expresamente con la catástrofe climática, la narración nos lleva hasta Edrevia, un mundo habitado por árboles divididos en clanes que se ven confrontados con un cambio en el clima que amenaza su supervivencia: "Estoy seguro de que ninguno de ellos vio la relación entre esa vieja tragedia y lo que está ocurriendo ahora -dijo-. Es difícil conectar hechos ocurridos con tantos años de diferencia. Además, Edrevia siempre ha sufrido sequías, calor, hielo, inundaciones y cualquier otra catástrofe medioambiental imaginable a intervalos más o menos regulares. Lo que está cambiando es la frecuencia de esos acontecimientos, su intensidad". Árboles sintientes, pensantes, parlantes y andantes, que deberán ingeniárselas para afrontar la amenaza del futuro.

Una bonita fábula que, sin embargo, en ocasiones me ha parecido demasiado pueril y en otras un tanto forzada. Los árboles de Mancuso están muy lejos de los ents de Tolkien. Pero en este tiempo aciago en el que tras cada intervención urbanística acecha un arboricidio merece mucho la pena recordar que los árboles sostienen el mundo con sus raíces. Literalmente.

"Todos nosotros somos conscientes de que, mientras descansamos al sol, damos vida a todo lo que nos rodea. Nuestro cuerpo sabe que la energía y la masa son una misma cosa y que nosotros somos el eslabón que une el Sol con la Tierra. [...] Hay otros seres que se ven obligados a matar para vivir; no quiero ni imaginarme cómo deben sentirse. [...]  Por lo menos así lo veíamos en nuestra comunidad. para nosotros, que, al contrario, por el echo de vivir dábamos vida, resultaba inconcebible. Quiero decir que nadie aceptaría algo así, si pudiera elegir, ¿verdad?".

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