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jueves, 25 de abril de 2013

Paro: cifras escritas en letras

Escribe Erri de Luca en su última novela, El crimen del soldado (Seix Barral), tan deslumbrante y emotiva como el resto de su obra:
"Si se refieren a personas, para mi los números han de escribirse en letras. Las cifras son adecuadas para toda contabilidad, excepto para la de las vidas humanas. Para éstas son necesarias las letras: ciento noventa y dos niños. Con esa hilera disciplinada y muda entró Kortzhak desnudo en los tres sectores concéntricos del campo de Treblinka hacia los barracones de la asfixia".

Porque la vida humana, cuando se muestra como tragedia, ve degradada su dignidad si su narración se sustituye por la simple contabilidad:

Seis millones doscientas dos mil personas desempleadas.
Un millón novecientos seis mil cien hogares con todos sus familiares en paro.

No es esta la perspectiva que maneja  Carlos Floriano, quien insta a las juventudes del PP a evitar que el paro ciegue sus ojos:
El vicesecretario general de organización del Partido Popular, Carlos Floriano, ha reconocido el dato del paro conocido esta mañana como "muy malo", aunque ha pedido que ese dato "no nos ciegue" para continuar con las reformas del Gobierno."Ese dato de paro no debe ser obstáculo ni tapar el esfuerzo de la sociedad española para remover todos los obstáculos que impedían el crecimiento y la creación de empleo. Que no nos ciegue ese mal dato para comprobar cómo la política económica está dando buenos resultados a nivel macroeconómico que más pronto que tarde va a llegar a las familias", ha asegurado Floriano durante un encuentro con jóvenes de Nuevas Generaciones del PP.

Con permiso de El Roto:
- "Detrás de los números hay personas", Floriano.
- "¡Pues que se aparten!".

sábado, 20 de abril de 2013

Crece el desamparo

Aparece en la edición en papel de EL PAÍS de hoy.
Pocas veces una errata habrá sido tan cierta.


martes, 15 de enero de 2013

Flashmob en la oficina del paro



Me lo acaba de pasar Xabier.
Tiene una primera lectura muy evidente: tras el invierno de la crisis vendrá (ya está llegando) el sol. Una lectura tal vez demasiado simplista y, por ello, tras ver el video puede quedar un regusto agridulce, como de intento de ver el mundo a través de gafas dcon cristales de color rosa.
Pero el pesimismo de la razón no puede acabar matando al optimismo de la voluntad. Lo peor del paro es que se utilice como arma para desmoralizar a las personas sin empleo, culpabilizándolas, cuando en realidad son más víctimas que responsables de la situación en que se encuentran.
Por eso, elijo quedarme con el retrogusto dulce por encima de lo agrio: here comes de sun, es decir, hay alternativas, otro mundo es posible.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Una vida sin ayer

"Pero no puedo por menos de preguntarme qué trabajo les está destinado a nuestros hijos e hijas. ¿Conseguirán de algún modo evitar la rueda de esos empleos falsos que empiezan y terminan, empiezan y terminan, siempre distintos y muy mal pagados, que no forman, que no les comprometen ni a ellos ni a la empresa que los contrata ¿Les bastará sentirse libres sólo de poder pasar de un miserable trabajo temporal de mierda a otro miserable trabajo temoral de mierda, sin aprender nunca nada y llegar a ser, por eso, perfectamente intercambiables, perfectamente sustituibles, mercancía también ellos?
Pero ¿qué vida es ésa?
¿Qué sociedad y qué futuro podrán surgir de una generación entera criada en la barbarie de un remedo de democracia, forzada a perseguir un simulacro de puesto de trabajo?".
[Edoardo Nesi, Una vida sin ayer, Salamandra 2012]

Edoardo Nesi continua tirando del hilo que empezó a desenmarañar con su anterior libro, La historia de mi gente, al que ya me he referido en otros comentarios. Si entonces reflexionaba sobre la crisis de la industria textil italiana y su impacto sobre el negocio familiar de su padre, que él mismo codirigió durante quince años, ahora es la generación de sus hijos el objeto de su precupación. Su futuro comprometido e incierto tiene mucho que ver, en la interpretación del toscano Nesi, con la pérdida de un pasado industrioso y productivo hoy laminado por una globalización descontrolada.
Sorprende sin duda la perspectiva de Nesi, narrador de lo pequeño a la vez que pequeño empresario. Sorprende su rechazo del "decrecimiento", o de una manera de entenderlo, al menos. Sorprende también su reivindicación de un "Plan Marshall de las ideas". Al fin y al cabo, es un grito indignado pasado por la experiencia no del resistente antifascista y diplomático, sino del empresario.
Pero me identifico plenamente con su preocupación por "ese despilfarro de juventud, de capacidad, de futuro".
Precisamente el miércoles podíamos leer que la Comisión Europea pide a los Estados que ofrezcan por ley un empleo a los jóvenes en paro [El País]. Y pide hacerlo ya, a lo largo del próximo año, sin demorarse más. Porque la situación es gravísima. El riesgo de la generación pérdida es más que una advertencia.
"Creedme -insiste Nesi-, es imposible llegar a comprender el alcance de la crisis bebiendo de los resúmenes estadisticos globales lanzados a diario por la olla de grillos de los medios de información, que se remontan a la estéril danza de porcentajes de cuya exactitud no se pedirá a nadie que rinda cuentas".