miércoles, 5 de julio de 2023

El sendero de la sal

Raynor Winn
El sendero de la sal
Traducción de Lucía Barahona
Capitán Swing, 2020

"Era principios de agosto y estábamos de pie a un lado de la carretera en Taunton, con las mochilas en el suelo. Finalmente convertidos en personas sin hogar. Nunca antes me había faltado un techo. Había viajado, había vivido en una furgoneta durante semanas, pero esto era diferente. Viajar sabiendo que se tiene un punto de retorno brinda al viajero la voluntad de seguir alejándose. Siempre hay una puerta a la que volver y donde soltar la bolsa, aunque esa puerta sea precisamente un lugar del que una escapa. Pero la sensación de aquel día era completamente distinta. No había puerta".


Un día la vida de Raynor Winn sufrió una transformación catastrófica. Ese día un tribunal determinó el embargo de su hogar, una granja que además había sido su negocio como consecuencia de una serie de desinformadas inversiones fallidas en la empresa de un (hasta entonces) amigo muy cercano. Por si esto fuera poco, su pareja, Moth, acababa de ser diagnosticado de una enfermedad degenerativa incurable "que destruiría su cuerpo y su mente a medida que lo iría sumiendo en la confusión y la demencia, y que terminaría impidiéndole tragar probablemente hasta que muriera asfixiado con su propia saliva". Sin casa, sin dinero, sin futuro, en la cincuentena, Raynor y Moth decidieron coger sus mochilas y embarcarse en la aventura de recorrer el Sendero de la Costa Sudoeste (South West Coast Path), una de las rutas de senderismo más largas del mundo: 1.014 kilómetros en el extremo suroeste de Gran Bretaña.

Fuente: https://www.contours.co.uk/south-west-coast-path

Reducidas desde fuera a la condición de vagabundas, contando cada penique para poder alimentarse o reponer el material deteriorado, este precioso libro nos permite acompañarles en un camino naturalmente muy hermoso, sí, pero afrontado literalmente "al borde de la existencia":

"Supongo que todos buscamos algo. Miramos al pasado, al futuro o simplemente buscamos algo que nos faltaba. Atraídos hacia el precipicio, hacia una franja de tierra agreste que nos permita ser libres, adonde lleguen las respuestas, o no, para encontrar una forma de aceptar la vida, nuestra vida, independientemente de lo que esta haya sido. ¿Y si recorríamos este estrecho margen entre la tierra y el mar en busca de otra forma de ser, convirtiéndonos en originarios de los bordes por el camino? Atrapados entre un mundo y el siguiente. Caminando por una delgada línea entre lo manso y lo salvaje, lo perdido y lo encontrado, la vida y la muerte. Al borde de la existencia".

Leyendo el libro he deseado recorrer el Sendero como caminante que disfruta enormemente de las travesías en la naturaleza. ¿Quién no se sentiría atraída al leer descripciones como esta?

"El sendero era agradable y discurría a baja altura entre árboles y setos altos. Sacudidas por el viento, las semillas de aulaga se agitaban en sus vainas y las ramas de espino negro repiqueteaban. caminábamos bajo las copas de los árboles ajenos a los tonos púrpuras que se extendían por el este y al muro de agua que se aproximaba por el mar".

Pero el libro de Raynor Winn no es una guía de viajes. Tampoco un libro de autoayuda, pensamiento positivo y superación personal; en absoluto. Aunque es un relato lleno de esperanza, de pasión, de fuerza, es una historia dura, protagonizada por personas reales arrojadas literalmente al borde del camino, compartiendo la experiencia de tantas personas sin hogar o desahuciadas (al menos 280.000 unidades familiares en 2013 en el Reino Unido) y de tantas trabajadoras y trabajadores pobres, viviendo en condiciones de extrema precariedad.

No diré mucho más, hay que recorrer el camino con Raynor y Moth y ver lo que nos depara...

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