martes, 29 de octubre de 2024

La Central

Élisabeth Filhol
La Central
Traducción de Rubén Martín Giráldez
Anagrama, 2024

"Visto en la televisión ese día 27 de marzo de 2007: seis hombres bajan haciendo rápel con movimientos tremendamente regulares y en coreografía perfecta por el aerorrefrigerador de Belleville-sur-Loire, se detienen a dos tercios del descenso para pintar en letras negras la palabra DANGER [...].
Que sí, los peligros de la energía nuclear. A puerta cerrada. Una olla a presión. Y a la espera de que se reanude, diecinueve centrales alimentan la red para que todo el mundo pueda consumir, sin racionamiento, sin pensar, con un simple gesto. ¿Solidarios en las centrales de los que entran a montar un espectáculo? ¿Acaso son solidarios ellos con nosotros?".


Una novela que explora las difíciles condiciones de trabajo en las plantas nucleares en Francia. Una certera reflexión sobre ese mundo casi siempre oculto de "trabajos sucios" sobre los que construimos nuestra existencia cotidiana.

A través de los ojos del protagonista, Yann, un trabajador temporal en el sector nuclear, la autora detalla la vida de los empleados subcontratados que laboran en condiciones peligrosas y precarias, enfrentando altos niveles de radiación, bajos salarios, y constantes mudanzas de una planta a otra.

La autora utiliza una narrativa cruda y detallada para exponer el impacto psicológico y físico que estos trabajos tienen sobre los trabajadores, incluyendo temas de ansiedad, desgaste físico y aislamiento. La novela también muestra cómo la precarización laboral influye en la dignidad humana, reflejando una realidad social más amplia donde los riesgos industriales recaen principalmente en los sectores laborales más vulnerables.

"La Central" es, por tanto, una crítica al sistema laboral que invisibiliza y deshumaniza a sus trabajadores en pos del beneficio económico y la eficiencia energética.

Además de Philippe, el protagonista y narrador principal, otros personajes secundarios son también trabajadores subcontratados en distintas plantas nucleares de Francia. Cada uno enfrenta condiciones de trabajo intensas, viajando de planta en planta para realizar labores de mantenimiento en condiciones físicas y emocionales extenuantes. La autora introduce figuras que reflejan la diversidad de experiencias y personalidades dentro de este grupo marginado, donde algunos están resignados a una vida de precariedad y otros intentan resistir. Sin embargo, todos comparten una especie de hermandad tácita basada en la supervivencia diaria y el temor constante a los riesgos invisibles, como la radiación.

Uno de los personajes secundarios más importantes es Jean-Yves, un veterano de la industria nuclear que lleva años trabajando en este campo, una figura paternal, con una visión dura y realista sobre la industria, a la que describe como una maquinaria que consume y desgasta sin compasión a sus trabajadores. Su experiencia y conocimiento lo convierten en un mentor para Yann, aunque su cinismo representa también el futuro que espera a los más jóvenes si persisten en este tipo de trabajo: 

"A muchos les sale más a cuenta trabajar en la industria nuclear que en la de la construcción o la del automóvil. la prueba es que todos los días te cruzas con gente que podría haber cambiado de vida, que ya llevan lo suyo encima y, sin embargo, ahí están y ahí siguen. ¿Qué los atrae?
[...] Aquí no hay nada que no puedas encontrar en otro sitio. Lo demás es empeñarse, caer y recaer por este camino por motivos equivocados. [...] A esos les gusta pasar miedo. la mayoría jóvenes. De dotas formas, a este ritmo nadie llega a viejo".

Élisabeth Filhol emplea un estilo directo y a menudo clínico, casi documental, que refleja el ambiente frío y controlado de las centrales nucleares. Utiliza descripciones precisas de los procedimientos técnicos, los protocolos de seguridad y la rutina diaria de los trabajadores, lo que contribuye a una sensación de claustrofobia y tensión.

La Central no solo es un retrato de la industria nuclear y sus empleados, sino también una exploración profunda de la precarización y la invisibilización de ciertos trabajadores en la sociedad moderna. Filhol firma una crónica que pone el foco en los sacrificios físicos y emocionales de estos empleados, desentrañando la relación de dependencia que tienen con un sistema que, irónicamente, necesita de ellos pero los considera desechables.

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