En su imprescindible Sangre en los estantes (Destino, 2016) el sabio Paco Camarasa dejó escrito que no hay que abusar del concepto "novela negra"; tampoco del término thriller. La narrativa de o sobre crímenes es un género muy amplio, en el que entran la novela detectivesca o novela enigma, la policial, los relatos hard-boiled o propiamente "negros", las historias de asesinos en serie y variadas combinaciones entre estos diferentes estilos y temáticas. Paco Camarasa llamó "negrocriminal" a este género tan identificable pero tan diverso. Lo he recordado al pensar en cómo presentar estas dos excelentes novelas. Dos libros que desbordan los límites entre los géneros y son literatura con mayúscula. Protagonizados por dos mujeres impresionantes.
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Empezamos por el final
Traducción de Antonio Padilla Esteban
Salamandra, 2022
"A veces, Walk pensaba en el enorme daño infligido aquella noche a tantas personas: una telaraña de sufrimiento que transformó lo nuevo en viejo y pudrió lo que un segundo antes estaba lleno de vida. Lo veía en Star y lo había visto en el padre de ésta, por no hablar de Duchess, quien arrastraba consigo lo sucedido una noche muy anterior a su nacimiento".
Duchess es una joven de trece años que vive en una pequeña localidad de la costa californiana. Consagrada a proteger a su hermano de cinco años, Robin, ya servir como apoyo de su madre, Star, cuya vida está marcada por una tragedia ocurrida muchos años atrás y por un presente de alcohol, parejas inconvenientes y tendencias suicidas. En este ambiente Duchess se ha construido una personalidad dura e independiente ("Yo soy una forajida"), siempre con la guardia alta frente a cualquier intento de intromisión en su complicado universo familiar.
Walker es el jefe de policía local. Vive pendiente de la niña, de su hermano y de su madre, unido a ellas por ese mismo pasado trágico: el asesinato a los siete años de Sissy, la hermana de Star, y el encarcelamiento del mejor amigo de Walker, Vincent King, de quince años, acusado del crimen, condenado gracias a su testimonio. Cuando, tras tres décadas en prisión, este regresa al pueblo, el pasado irrumpirá incontrolable y sacudirá como un vendaval la vida de todas y de todos.
Una historia emocionante, de personajes perfectamente construidos, de castigo y redención.
"Aprendemos al hacernos mayores, Duchess. Empezamos por el final".
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Golpe de gracia
Traducción de Aurora Echevarría
Salamandra, 2024
“Llámalos «amarillos», llámalos «putos judíos», «negros», «mojados», «espaguetis», llámalos como quieras, siempre que eso les arranque del cuerpo una capa de humanidad: ése es el objetivo. Si lo consigues, puedes hacer que unos chicos crucen océanos para matar a otros, o incluso conseguir que hagan lo mismo en casa”.
La acción de esta novela tiene lugar en el barrio de South Boston (coloquialmente Southie), un enclave habitado mayoritariamente por descendientes de la inmigración irlandesa. Estamos en el verano de 1974, poco después de que un juez federal, W. Arthur Garrity, fallara en contra de la segregación racial en la enseñanza pública de Boston dando la razón a una demanda interpuesta por la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (conocida por sus siglas en inglés NAACP). En cumplimiento de esta sentencia al inicio del curso escolar 1974-75 los institutos de South Boston y de Roxbury, barrio de mayoría negra, estarían obligados a intercambiar entre sí una parte significativa de su alumnado con el fin de lograr un equilibrio racial.
En un contexto de calor sofocante y de airadas protestas contra el traslado de alumnado de color al barrio, una noche se produce la coincidencia de que Jules, la hija adolescente de Mary Pat Fennessy no regresa a casa, y de que el hijo de una de sus compañeras de trabajo, Calliope Wiliamson, una de las pocas mujeres negras que trabajan en la residencia de ancianos donde May Pat se gana la vida, aparezca muerto, aparentemente arrollado por el metro. La búsqueda desesperada de su hija llevará a Mary Pat a chocar abiertamente con Marty Butler, jefe local de la mafia irlandesa, con sus matones y con una ominosa cultura de la comunidad:
"-Llevo todo el día matándome a trabajar para renovar la casa del jefe y estoy agotado, joder. Lo que se dice agotado. Mientras tanto tú vas y te presentas en mi casa, molestas a mi mujer y derramas una cerveza sobre la mesa del comedor como una indigente sin modelas. Y luego te plantas aquí por segunda vez mientras nosotros nos rompemos el culo para que el salón del jefe quede bonito. ¿Y por qué, Mary Pat? ¿Por qué? ¿Sólo porque tu hija de los cojones probablemente está drogándose o echando un polvo y se ha olvidado de llamar? ¿O porque dijo: '¿Sabéis qué? Estoy harta de esta ciudad de mierda, no pienso quedarme aquí y ver cómo meten a un montón de putos chimpancés en mi instituto. Me largo a Florida'? Porque te apuesto mil pavos de mi bolsillo a que es allí adonde se dirige en estos momentos. Así que te sugiero que te imagines a tu hija en Florida, tomándose cócteles y poniéndose morena. Y que recuerdes que los hijos se van de casa, es ley de vida, mientras que los vecinos son para siempre: te quitan la nieve de la entrada de tu casa cuando estás enfermo, te avisan cuando alguien la merodea, etcétera. -Se enciende un cigarrillo y, a través de la llama, clava sus ojos azul pálido en los de ella-. Pero ahora mismo tú no estás siendo muy buena vecina que digamos, , y nos estamos cansando.
-¿Que te estás cansando, dices?
-No yo, todos.
-Bueno, pues diles a todos que esto ha sido sólo el calentamiento. -Se levanta.
Él le lanza el cigarrillo al pecho. Lo hace como si nada, y se queda mirándola con cara inexpresiva mientras ella aparta las chispas y las brasas antes de que le quemen la tela de la camisa.
-A los vecinos chungos les pasan cosas chungas -añade mientras coge otro cigarrillo de la cajetilla".
Pero nada detendrá a esta madre coraje.
Además de un pulso narrativo que te agarra del corazón y no te suelta, Lehane tiene una mirada profundamente crítica hacia las estructuras de injusticia económica y racial.
El resultado es una historia soberbia, casi a la altura de su imprescindible Mystic River.
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