viernes, 15 de diciembre de 2017

El futuro de las pensiones

El consejero de Hacienda y Economía del Gobierno Vasco se apunta al discurso alarmista sobre el futuro de las pensiones públicas. Según acaba de declarar, 2018 supondrá "el fin de la hucha de las pensiones", y como única solución ha propuesto extender el sistema de previsión social complementaria. Extensión que, en su informada opinión, presenta algunas dificultades, como son "un gran desconocimiento entre la ciudadanía" sobre la finalidad y el funcionamiento de estos productos, "la dificultad de mejoras retributivas [que] dificultan el desarrollo del sistema de empleo", así como la "limitada" capacidad de ahorro de amplios colectivos de rentas medias y bajas, "en especial de los más jóvenes", por el "gran impacto de la crisis". Así, todo mezclado. Pero el problema no es el supuesto desconocimiento de este producto financiero, sino la mala calidad del empleo creado en las últimas décadas, y no sólo como consecuencia de la crisis.
El consejero declara que la generalización de este sistema individual de aseguramiento exigiría que cada persona empleada aportara el 6% del salario anual a lo largo de la vida laboral, algo que, según él mismo reconoce, está "lejos de poder hacer realidad ese desideratum, excepto para algún colectivo reducido de población asalariada".
El asunto tiene miga: la crisis del empleo decente pone en riesgo un sistema público de pensiones basado en las cotizaciones de las y los trabajadores, y un alto responsable político plantea como solución un sistema que sólo puede funcionar en el caso de que la mayoría de las y los trabajadores tengan un empleo estable y razonablemente bien remunerado. Pero si así fuera, ¡el sistema público no afrontaría ningún problema!

Hace un año, una gerente de una de estas EPSV declaraba: "El patrimonio conjunto de las EPSV vascas suma unos 22.936 millones, lo que supone el 34% del PIB vasco, muy superior a la media del Estado, pero inferior a la de los sistemas más desarrollados. Pero no es un ahorro generalizado, está muy disperso. Unos tienen mucho y otros cantidades muy pequeñas. No sabemos cuántos ciudadanos tienen una EPSV y algunos tienen más de media docena". ¿Y no es esta distribución tan desigual -¡y opaca!- de un patrimonio tan considerable un problema?

El 26 de octubre participe en una charla sobre el futuro de las pensiones organizada por la asociación vitoriana "POR UNA VIDA DIGNA – BIZITZA DUINAREN ALDE".
No soy, en absoluto, experto en el tema. Más que como sociólogo o científico social, hablo del tema como "todologo" aunque, esos sí, procurando informarme y argumentando mis afirmaciones.
Y hay varias ideas en las que me reafirmo:
  • Las pensiones son un derecho social universal que no deberían, en ningún caso, mercantilizarse.
  • La viabilidad económica de las pensiones no está en cuestión si en el futuro, tal como indican todas las proyecciones, la riqueza socialmente producida va a incrementarse relativamente mucho más que lo que va a aumentar la población.
  • Que las entidades financieras lleven al menos tres décadas anunciando la crisis del sistema público de pensiones es perverso, pero lógico desde la perspectiva del negocio de estas entidades.
  • Lo grave es que algunas fuerzas políticas con altas responsabilidades de gobierno abonen este discurso y renuncien en la práctica a defender y garantizar un derecho social fundamental, permitiendo o incluso alentando su mercantilización.
La presentación utilizada para la exposición puede descargarse aquí. El vídeo de la intervención puede verse aquí.
Agradezco a David Alonso su excelente trabajo técnico a la hora de pilotar la sesión y editar el vídeo, así como sus aportaciones al diálogo.

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