jueves, 21 de agosto de 2014

El derecho a una casa



En esta su única y hasta el año pasado inédita novela, Woody Guthrie escribe como canta.
Escribe sobre mujeres y hombres empobrecidos, que se sostienen mutuamente en el amor y en la lucha frente a un mundo endurecido por la propiedad privada como el sol endurece sus magras tierras de cultivo.
Escrita en 1947, la reivindicación de un lugar donde vivir a salvo de los caprichos de la naturaleza, sí, pero sobre todo de las arbitrariedades del capitalismo, resuena hoy con la misma intensidad que entonces:

      - [...] me parece que podríamos juntarnos todos y conseguir que se hagan unas leyes que den a la gente, a todo el mundo, tierra suficiente para poderse construir una casa en ella.
      - Y todo el mundo se apresuraría a venderla para conseguir dinero para jugar o para emborracharse, o para follar... -dijo Tike-. Jugar, beber, follar.
      - La ley debería dejar claro -dijo Ella May- que si se te ocurría venderla la tierra volvería a ser propiedad del gobierno, y no de algún viejo avaro acaparador de dinero.
      - Si el gobierno concediera parcelas de terreno hoy mismo, los bancos volverían a hacerse con ellas en un par de meses -dijo Tike, riendo.
      - Y si sucediese eso -dijo Ella May ladeando la cabeza- el gobierno debería quitárselas a los bancos y dárselas de nuevo a la gente. ¿Para que le pagamos, si no? Para que vayan de pesca.
      - Para que follen -dijo Tike. Y volvió a echarse a reír.

La casa de tierra, de adobe, soñada por Tike, frente a la casa de madera y cartón en la que viven él y Ella May, representa esa conquista.



This land is your land, esta tierra es vuestra, cantaba Guthrie en 1940, acompañado de su guitarra con el lema "Esta máquina mata fascistas".



This land is your land This land is my land
From California to the New York island; 
From the red wood forest to the Gulf Stream waters 
This land was made for you and Me.

As I was walking that ribbon of highway, 
I saw above me that endless skyway: 
I saw below me that golden valley: 
This land was made for you and me.

I've roamed and rambled and I followed my footsteps 
To the sparkling sands of her diamond deserts; 
And all around me a voice was sounding: 
This land was made for you and me.

As I went walking I saw a sign there 
And on the sign it said 'Private Property.' 
But on the other side it didn't say nothing, 
That side was made for you and me.


When the sun came shining, and I was strolling, 
And the wheat fields waving and the dust clouds rolling, 
As the fog was lifting a voice was chanting: 
This land was made for you and me.

Falta mucho para que el derecho a un trozo de tierra, hoy el derecho a una vivienda, se haga realidad.
Habrá que seguir cantándolo, gritándolo.



lunes, 18 de agosto de 2014

En un metro de bosque... o un poco más



Ha sido una de las mejores lecturas, no sólo de este verano sino de hace mucho tiempo.
En un metro de bosque es la crónica de un año de observación informada y paciente de un espacio de un metro de diámetro situado en el corazón de un bosque primario en las colinas de Tennessee, convencido de que es posible "la búsqueda de lo universal en lo infinitesimalmente pequeño".
Desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre, en primavera, en verano, en otoño y en invierno, de día y de noche, Haslkell se ha sentado en el mismo lugar aplicando unas sencillas reglas: "guardar silencio, molestar lo mínimo; no matar, no mover de sitio los animales y no cavar en el mandala ni arrastrarse por él".
El resultado es un libro inclasificable: cuaderno de campo científico, ensayo filosófico, prospección espiritual... En sus páginas conviven cómodamente Darwin y Thoreau, Blake y Buda.


Yo, que carezco de los conocimientos de Haskell, pero también de su capacidad de observación, debo suplir mi ignorancia con un mayor radio de acción. Debo moverme más para poder ver sólo una parte de lo que él es capaz de observar sin moverse de su mandala..
Y así, a base de desgastar suela y músculo, puedo ver ciervos...





Corzos...



Jabalíes...


O rebecos...


En todo caso, ya sea a una escala o a otra, a partir de un espacio más o menos limitado, comparto plenamente una de las principales conclusiones de Haskell:

"Solo mediante el examen de la estructura que nos sostiene y que nos sustenta podemos ver cuál es nuestro sitio y, por lo tanto, nuestras responsabilidades. Vivir de cerca el bosque nos da la humildad necesaria para situar nuestra vida y deseos en ese contexto más amplio que inspira todas las grandes tradiciones morales".